Ari Wonsover, Hanoar Hatzioni B’Costa Rica
Shavuot es un Jag con muchas tradiciones y significados. Aunque tenga más de 3000 años, todavía hay mensajes y valores que rescatar de Shavuot. Como Tnuá Educativa Judía y Sionista, nos corresponde entenderlo, celebrarlo y educarlo dentro de nuestro contexto.
A continuación, expongo tres visiones de Shavuot y de cómo se relaciona con nosotros.
Jag HaKatzir, Jag HaBikurim y A.D. Gordon
A Shavuot también se le llama Jag HaKatzir (Fiesta de la cosecha) y Jag HaBikurim (Fiesta de las primicias). En los tiempos del Beit HaMikdash, se celebraba la llegada del verano y la época de cosecha después de la primavera. En Shavuot, además de cosechar las primicias, íbamos al Beit HaMikdash a hacer sacrificios. Estábamos conectados a la tierra de Israel y eso se reflejaba en nuestros jaguim y en nuestras costumbres. Shavuot era un momento donde todo el pueblo se reunía en Ierushalaim para celebrar juntos.
Con la Galut (Diáspora) esto cambió. Ya no había un templo para hacer ofrendas ni una capital judía para reunirnos. Cambiamos estas tradiciones por el estudio y el rezo, con la esperanza de volver algún día. Además, fuimos expulsados y dejamos de trabajar la tierra. El Sionismo convirtió la esperanza en realidad. Después de dos mil años de exilio, volvimos a la tierra de nuestros antepasados con una misión: construir un Estado Judío. Para lograrlo, muchos jalutzim y jalutzot se dedicaron a hacer lo que no hacíamos hace mucho: trabajar la tierra. Shavuot se convirtió en un elemento central de la vida judía en el kibutz. Se presentaban las primicias del kibutz y se hacía una fiesta llena de comida, música y baile. Si hablamos de Sionismo, el retorno al judaísmo y de los kibutzim, no podemos olvidar a Aharón David Gordon, una de nuestras fuentes de inspiración .
“
Nosotros que fuimos arrancados de nuestras raíces, debemos conocer la tierra y prepararla, aquélla a la que venimos a absorbernos, saber y entender las condiciones climáticas… nosotros que fuimos arrancados de la naturaleza, nosotros que olvidamos el sentido de la vida natural – nosotros debemos, si queremos tener vida, exigir una relación nueva a la naturaleza, comenzar de nuevo con ella” -A. D. Gordon, Avodateinu meatá)1920(
Gordon fue un ejemplo particular de la jalutziut que tanto valoramos. A pesar de tener una vida cómoda y un trabajo como profesor en Rusia, hizo aliá a los 48 años y fue miembro del Kibutz Degania. Gordon hizo aliá como parte de su camino hacia la Hagshamá Atzmit; una Hagshamá que involucraba al humanismo, el judaísmo, el sionismo y la jalutziut.
Aunque nunca tuvo una excelente condición física y era mucho más viejo que los otros trabajadores del kibutz, fue a Israel a trabajar en el campo. No es que no haya tenido otra opción. Su fama como filósofo sionista le podría haber dado un trabajo de administrativo o escritor. Gordon decidió trabajar la tierra porque quería estar conectado a ella. Decidió vivir en un kibutz para poner sus ideas en acción y trabajar junto a otros jalutzim. Sin duda, el espíritu jalutziano tan fuerte y conectado a nuestras raíces de A.D. Gordon sigue siendo un ejemplo para nosotros hasta hoy.
Hoy, la economía de Israel no está basada en agricultura, pero aún podemos ver los frutos de nuestro movimiento en otras áreas. Israel es uno de los países más avanzados tecnológicamente, la única democracia en el Medio Oriente y ha convertido a Am Israel de un pueblo sin hogar a un pueblo que puede encontrar su identidad y autorrealizarse. En Shavuot, celebremos que estamos nuevamente conectados a Eretz Israel.
Zman Matán Toratenu y Judaísmo Pluralista
Otro nombre para Shavuot es Zman Matán Toratenu (Época de la entrega de nuestra Torá). Según la tradición, recibimos la Torá por primera vez en Shavuot. ¿Por qué por primera vez? En Shavuot, no solo debemos recordar la entrega de la Torá, sino que debemos recibirla año tras año, generación tras generación.
La Torá no es solo un libro del pasado. Nuestra historia, cultura, religión, tradiciones y costumbres salen de ella. Si creemos en la continuidad, el fortalecimiento y el desarrollo del judaísmo en nuestros días, no podemos dejar de lado nuestra fuente más básica.
En Har Sinai, cada uno de nosotros recibió la Torá. Un entendimiento verdadero no puede ser solamente entregado, sino que también tiene que ser recibido. En Hanoar Hatzioni creemos en el valor de la educación a través de la experiencia. Por esto mismo, para poder apropiarnos y aprender de la Torá, debemos conocerla como una parte de lo que somos. Si dejáramos que la Torá sea solamente algo que nos enseñan, no sería nuestra. La Torá es de todos los judíos, no fue dada solo a algunos para transmitirla a los demás. La Torá es relevante para nosotros porque es parte de nuestra identidad como pueblo; es tanto de los religiosos como de los laicos, de las mujeres como de los hombres y de los niños que acaban de empezar a estudiarla como de sus abuelos.
Como Tnuá pluralista y humanista, la educación que brindamos no es la transmisión de información pasada, procesada y explicada. Queremos que nuestros janijim conozcan el mundo y lo sepan apreciar a su manera, para que puedan tomar posturas independientes. Igualmente, queremos que nuestros janijim reciban la Torá, no que nosotros se la entreguemos ya digerida y pensada (ya sea por medio de una corriente específica o por nuestras creencias).
Por esto, conozcamos nuestra Torá y nuestras raíces, y eduquemos a partir de ellas.
Meguilat Rut y Aliá
La Meguilat Rut cuenta la historia de Rut, una mujer moabita (de un pueblo que vivía cerca de Israel) que se convirtió al judaísmo. Se acostumbra a leerla en Shavuot porque recibimos la Torá al igual que Rut. Además, David HaMelej (que es descendiente de Rut) murió en Shavuot (según el Talmud).
La historia empieza hablando de una familia hebrea que fue a vivir a Moab, ya que había hambre en Israel: Naomi, Elimelej y sus hijos Majlón y Kilyón. Rut se casó con Majlón, pero poco después murieron Elimelej y sus hijos. Naomi, que había perdido a su familia, decidió volver a Eretz Israel, y Rut fue con ella .
Podemos hacer un paralelismo entre la historia de Naomi y la historia de los judíos en la Diáspora. Por 2000 años, los judíos vivimos en tierras que no eran nuestras como extranjeros. Al igual que Naomi, perdimos mucho desde el exilio: el Beit HaMikdash, nuestra tierra y nuestra unión como pueblo. Perdimos vidas en manos del antisemitismo y algunos perdimos nuestra cultura en manos de la asimilación.
Cuando Naomi volvió a Israel, era una viuda pobre con su nuera. No tenían trabajo ni un hogar propio. La gente preguntaba qué había pasado con ella en Moab. Ella no se sentía igual a como se fue, y la Meguilá lo hace notar.
“Y ella les respondió: No me llaméis Naomi (agradable); llamadme Mará (amarga), porque el Todopoderoso ha obrado muy amargamente conmigo. Salí llena, y el Eterno me trajo de regreso vacía. ¿Por qué entonces llamarme Naomi, viendo que el Eterno dio testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?” -Meguilat Rut, Capítulo 1, Versículos 20-21 Muchos olim pasaron por historias parecidas. En la primera aliá llegaron a una tierra que era mayormente desiertos y pantanos, donde no había trabajo y había un riesgo constante de morir por malaria u otras enfermedades. Después de la creación del Estado llegaron cientos de miles de olim, producto del exilio de judíos de países árabes y de la Shoá. Su número tan grande los obligó a vivir en Maabarot (campos de transición) donde no faltaban las moscas ni el hacinamiento. Al igual que Naomi, ellos llegaron a Israel sin nada, buscando escapar de las tragedias del pasado.
Pero claro, la Meguilá tiene un final feliz. Rut conoce a Bóaz, un hombre con el que se enamora mutuamente. Bóaz se encarga de cuidar a Rut y Naomi, de darles comida y refugio. Al final Rut y Bóaz se casan y tienen un hijo, Obed.
Naomi finalmente estuvo feliz con su nieto. Lo cuidó y se sintió bendecida. Probablemente se habría sentido muy orgullosa si hubiera sabido que Obed sería el padre de Ishai, padre del Rey David.
Israel sirvió y sirve como un refugio para los judíos del mundo que han sido perseguidos durante casi toda su historia. Como Naomí, debemos sentirnos bendecidos de haber crecido tanto en tan poco tiempo. Sin embargo, no podemos decir que somos perfectos. Queremos una sociedad igualitaria, democrática y justa que refleje nuestros valores judíos y humanistas. Si no vemos hacia adelante y buscamos mejorar, nos quedaremos con un Israel como el de los Shoftim, con corrupción, delitos, guerras y división. Debemos apuntar hacia una sociedad unida, pacífica, fuerte y justa. Recordemos que los tiempos de David y Shlomó, tiempos de crecimiento, reconocimiento, fuerza y paz, llegaron poco después de los de Rut y Naomi.
Recomendado:
Abordajes Educativos de Shavuot – BAMA https://www.masuah.org/ciclo-del-ano-y-de-vida/ciclo-del-ano/shavuot/
Referencias:
“Shavuot” o “el judío converso que estudió toda la noche comiendo un cheesecake” –
MAKEVET – Haciendo judaísmo
Chemen.pdf
http://www.shalomhaverim.org/Tanak/megilat_rut libro_de_rut.htm https://www.jewishhistory.org/the-first-aliyah/ https://books.google.fr/books?id=BYybAgAAQBAJ&pg