¿Qué es más importante: el camino o la meta?

autumn autumn colours brown countryside

Por: Mato Wexler

Sucot es una de las tres festividades de peregrinación a Jerusalém, que reúne a las familias y comunidades judías del mundo bajo un mismo techo temporal durante una semana. Por supuesto que el hecho, que sea temporal, no es una excusa para construir la Suca, decorarla y transformarla en un lugar agradable y acogedor, lista para recibir invitados (ushpizin) y compartir maravillosos momentos con ellos.

No hay dudas que Sucot es un jag muy familiar y comunitario, y como tal, una gran oportunidad para reflexionar y aprender. Este año Sucot será diferente en todo el mundo, como muchas cosas a las cuales estábamos acostumbrados y nos resultaban ¨normales¨ y estables. Hoy, a partir de todo lo que sucede en estos tiempos de pandemia, entendemos que quizás, antes de ver solo la meta a la cual queremos llegar, tal vez debemos empezar a pensar y disfrutar más aún del propio camino.

¿Qué tiene que ver esto con Sucot?

Como ustedes recuerdan, Bnei Israel en su ¨travesía por el desierto¨ (masa bamidbar), emprendieron un camino hacia Eretz Israel, quizás con más incertidumbres que certezas, pero, convencidos de que era lo que necesitaban hacer para llegar a “la Tierra Prometida”. Muchos comenzaron el rumbo porque creyeron en la palabra de D`s, otros tal vez porque querían cambiar su destino, pero lo que tal vez todos tenían en común es que buscaban la libertad y poder establecerse en Eretz Israel, la meta, el destino final. La suca, en este contexto, era entonces algo transitorio, un lugar para detenerse momentáneamente, descansar, refugiarse y recuperar energías para seguir el viaje. La suca era transitoria porque la meta era establecerse en Eretz Israel. A pesar de esto, la historia nos cuenta que la generación de Bnei Israel que salió de Egipto y conocieron la esclavitud, pasaron el resto de sus vidas caminando hacia el destino final, el destino estable, pero nunca llegaron. En otras palabras, “se les fue la vida” intentando llegar a la meta final.

Y aquí entonces vale preguntarnos: ¿Qué es más importante: el camino o la meta?

Por un lado, y volviendo a Sucot, la tradición nos invita a construir un espacio temporario: una suca, tomarnos un tiempo, frenar. Mas allá que es una tradición, acá podemos pensar que en este ritual hay un intento de dar especial significado al camino antes que, a la meta, el gran objetivo. Porque, si el gran objetivo es la suca, los Arvaat Haminim, los ushpizim y compartir tiempo juntos bajo la suca podríamos decir que la construcción de esta y la decoración (kishut) no son relevantes, sin embargo, por el contrario, justamente la construcción y la decoración es lo que hace que ese gran objetivo sea diferente, sea especial y nos permita tener una experiencia significativa familiar, comunitaria, cultural y religiosa. Si Bnei Israel dedicaron su vida a ese gran objetivo ¿qué sentido habrá tenido la vida si no ¨valoraron¨ el camino?

Por otro lado, hay quienes pueden decir: Al final de cuentas, todos los esfuerzos estaban dedicados a llegar a un cierto destino. Y si no lo conseguimos, entonces nada de lo que sucedió tiene sentido, porque los esfuerzos fueron en vano. Siguiendo nuestro paralelismo con Bnei Israel podríamos sugerir: Tal vez Bnei Israel aprendieron y crecieron mucho a lo largo de los 40 años en el desierto, pero: ¿de qué les sirvió si nunca pudieron entrar a Eretz Israel?

Hay una tercera posible respuesta: Tanto el camino como la meta son importantes, pero mas aun, quien nos acompaña en el proceso de llegar de un punto al otro.

Sin lugar a dudas, es muy importante, bueno y necesario tener grandes objetivos, tener ambición y jugarnos por ellos. El problema está cuando perseguimos grandes objetivos y nos olvidamos de las cosas pequeñas pero significativas que nos suceden mientras intentamos alcanzarlo. Porque, lamentablemente, sea en tiempos “normales” o de pandemia, si, a veces, nos olvidamos de disfrutar del camino. Y es justamente allí, cuando la gente que nos acompaña en el transitar de la vida, nos permite tomar proporción. A veces, en momentos muy felices, aprovechando y disfrutando del presente, de aquellos momentos únicos que no van a volver. A veces, en situaciones desafiantes, alentándonos a focalizarnos en nuestros sueños y metas por alcanzar.

Creo que una de las grandezas de nuestra Tnua es que tanto madrijim como madrijot logramos ser aquellas personas que acompañan a nuestros janijim y janijot a lo largo del camino personal y tnuatí rumbo a las metas personales y colectivas. Y si bien nuestro vinculo empieza siendo mas bien transitorio, por un periodo de tiempo determinado, hay muchas veces en las que ese vinculo trasciende el tiempo y el espacio y se mantiene fijo y estable, fuerte y seguro a pesar de todos los desafíos y dificultades que puedan surgir en el camino.

Esperamos que este sucot tan especial en época de pandemia, podamos estar atentos y valorar el camino hasta que las cosas se normalicen, esperamos poder repensar nuestras grandes metas y objetivos y no menos importante, lograr incluso a la distancia, rodearnos de esa gente que nos permitirá hacer nuestra fantástica travesía mas rica, divertida y significativa.

Jag sucot sameaj!!!

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