Por: Diego (Charno) Charnovich
En estos días festejamos uno de los Jaguim más alegres de nuestro calendario: PURIM.
Esta festividad tan particular se convirtió en un verdadero carnaval en Israel, tanto para los sectores más religiosas, como también para los seculares. A diferencia de otros jaguim en Israel, donde los grandes banquetes familiares en la calidez del hogar son el común denominador, Purim toma las calles de todas las ciudades con grandes fiestas, gente disfrazada por doquier, ya sea en oficinas o en el Shuk, todos, festejando una vez más, que evitamos el genocidio de nuestro pueblo.
Como en todo Jag, Purim también se caracteriza por distintos hechos que marcaron la historia y de allí se desprenden muchos valores humanos y del judaísmo que forman parte de nuestra identidad individual, colectiva y por supuesto, como javerim de Hanoar
Hatzioní.
También siempre podemos traer a la actualidad sucesos anacrónicos que se repiten una y otra vez a lo largo de la historia. En el caso de Purim, muchos hacen el paralelismo con el actual conflicto sobre el programa nuclear iraní y el peligro existencial del Estado de Israel. En mi percepción personal, fuera de que geográfica y culturalmente Irán está ligado al imperio Persa, no encuentro a las historias tan ligadas entre sí. Ya sea porque en Persia estábamos dispersos en la diáspora librados a la suerte del humor del gobernante de turno y hoy en día tenemos nuestro hogar nacional, lo que nos pone en una situación totalmente diferente. Tampoco veo hoy esa amenaza existencial tan inminente como algunos medios o sectores políticos y de la sociedad israelí nos quieren mostrar.
Uno de los preceptos del Jag que se menciona en el Shuljan Aruj, es escuchar “Meguilat Esther”. Si bien Purim es un Jag de Rabanan y no de la Torá, se les otorga mucha importancia a los preceptos, incluso se aplaza la lectura de la Torá para escuchar la
Meguila.
Algo que me pareció interesante desde que era niño es el por qué la Meguila se llama Esther y no, por ejemplo, Mordejai, que era el líder y representante de los judíos en Persia, quien se negó a arrodillarse ante Amán y el que en definitiva era la voz de mando. Esther viene de la palabra hebrea “Nistar”, que significa oculto y Meguila viene de “guilui”, que significa revelar. Por lo tanto, Meguilat Esther puede traducirse como “Revelar lo Oculto”. Una de las particularidades de Meguilat Esther, es que no aparece el nombre de Dios ni una sola vez, pero según muchos estudiosos y rabinos, Dios está presente durante todo el relato. Siempre me gustó la teoría que lo oculto estaba en Esther (no solamente respecto a la etimología del Nombre sino a la persona), una heroína silenciosa, que cambió el rumbo del pueblo y la que realmente hizo el milagro de revertir el decreto del rey Ajashverosh.
En mi percepción, desprendo del Jag distintos valores que están ligados a nuestros valores ideológicos y de la visión de Hanoar Hatzioní.
Uno de estos valores es la continuidad. Parte esencial de que hoy yo pueda estar escribiendo este artículo y que ustedes estén leyéndolo del otro lado, es gracias a la continuidad educativa y de transmisión cultural que se viene gestando desde hace miles de
años. Esa es la importancia que tenemos nosotros de transmitir este conjunto de valores e ideas para darle continuidad a nuestra cultura y a nuestras ideas. Esto es lo que hicieron nuestros antepasados, lo que hicieron nuestros padres con nosotros y lo que debemos transmitir como Manhiguim, tanto a nuestros javerim de la Tnuá, como a las futuras generaciones. También el valor de liderazgo está ligado a los milagros y proezas de nuestro pueblo. En este caso además del líder típico, carismático y fuerte como lo fue Mordejai, aparece un nuevo tipo de liderazgo, más silencioso, pero igualmente importante como lo es Esther, que arriesgó su vida para lograr la continuidad del pueblo y la cultura judía en Persia. No puedo dejar de mencionar algunos valores de la visión de Hanoar que también se desprenden del Jag como lo es la Santidad a la vida, la libertad, el apoyo mutuo, la solidaridad y el activismo.
Para ir cerrando este artículo, los invito a que también “REVELEN LO OCULTO” en todos los aspectos de la vida y en la Tnua. Que sean jalutzim y que no se queden con lo más visible de las cosas. La Tnua no es solamente la peula y seguir al pie de la letra el tojnit
jinuj, sino que es encontrar el valor agregado a lo que hacemos, encontrar otros puntos de vista a las temáticas que tratamos, generar la duda y el diálogo, ser ejemplo personal en todo momento y buscar constantemente la forma de ser mejores Manhiguim. Muchas veces, la enseñanza más grande, está en las cosas más pequeñas que pasan a lo largo de nuestra vida tnuati, ya sea una charla con el madrij, algún acontecimiento en el Majané o simplemente compartir risas (o a veces llantos) con nuestros javerim.
Aprovechen la alegría de este Jag para seguir transmitiendo estos valores tan importantes que nos identifican como javerim de Hanoar Hatzioni.
Jag Purim Sameaj y Jazak VeEmatz!