MIS PENSAMIENTOS DESPUÉS DE POLONIA Y LA CAPACIDAD DE ORGANIZACIÓN JUVENIL.
Por: Eli Akerman
1º de enero de 1942. Abba Kovner lee en una reunión de la tnua un impactante discurso en el cual llama a la juventud judía a rebelarse contra el opresor Nazi.
“Juventud judía: no se descarrilen. De los 80.000 judíos de la ‘Jerusalem de Lituania’ [Vilna] solo quedamos 20.000. Ante nuestros ojos nos arrancaron nuestros padres, nuestros hermanos y hermanas, (…). No vayamos como ovejas al matadero. Es cierto que estamos débiles y sin defensa, ¡pero la resistencia es la única manera de responder ante el enemigo! ¡Hermanos! Es mejor caer como luchadores libres que vivir bajo la gracia de asesinos. ¡Resistan! Hasta el último aliento.”
Abba Kovner, gueto de Vilna.
En noviembre del año pasado estuve en Polonia. Estuve en los lugares donde el horror reinó hace apenas unas décadas y donde la humanidad comprendió los alcances del odio. Recorrí por donde alguna vez hubo gritos de desesperación y dolor, y las armas apuntaban a los caminantes inocentes. Sentí qué es caminar por las calles del gueto de Varsovia, por las barracas de Auschwitz y por los terrenos de lo poco que hay de Treblinka con el peso de un tilboshet de tnua encima. Ya sea con mi propio tilboshet de Kineret, con todo el legado y responsabilidad que conlleva, o con el de la histórica Hanoar Hatzioni, que estuvo activa durante esos duros años. Dentro de estos terribles lugares, también encontré significado. Entendí la importancia que todo esto tiene para mí. Hubo varios momentos a través de mi visita que fueron muy significativos e impactantes para mí. Entre ellos, la resistencia física y espiritual, las historias de las familias que fueron separadas y que nunca se volvieron a encontrar, o incluso las familias completas que nunca volvieron. Me quiero enfocar en el momento que más me marcó: las historias de los levantamientos de los guetos y la resistencia juvenil.
El momento más importante para mí fue el Levantamiento del gueto de Varsovia, especialmente cómo empezó. En el verano de 1942, las deportaciones del gueto de Varsovia empezaron. Las tnuot noar vieron este hecho como un punto de inflexión, y entendieron que era la última oportunidad para actuar y tratar de evitar más víctimas; así que el 18 de enero de 1943, cuando el gueto estaba rodeado por los nazis, y se estaban ejecutando deportaciones masivas, la resistencia judía actuó. Los jóvenes salieron a las calles, escondidos entre las filas de los judíos que iban a ser deportados, y en un acto fulminante, casi inimaginable, con una planeación y logística impecable, disparan a los soldados nazis y empiezan a tomar control de la zona del gueto. Una total sorpresa alemana. Por tres días seguidos los Nazis siguieron tratando de deportar sin ser exitosos. Recuerdo que los líderes de estas organizaciones de resistencia fueron los roshim de las Tnuot.
Jóvenes del ZZW y del ZOB: Mordejai Anielewicz, Pawel Frenkiel y más jóvenes lideraron este acontecimiento de talla histórica, en el que tenían por objetivo evitar la próxima deportación.
Quién fuera a pensar que un puñado de jóvenes se fuera a rebelar contra el poderoso Tercer Reich. Los datos muestran que de 60.000 judíos que había en el gueto, los que salieron a luchar fueron entre 500 a 700 jóvenes. ¿Por qué justamente los jóvenes? La respuesta es sencilla, pero lleva mucho por detrás. Por un lado, ellos eran los que tenían conocimiento de armas y las lograban meter al gueto, por el otro, estos eran jóvenes con ideología, convencidos de lo que creen y con un sentimiento de responsabilidad: la responsabilidad de un educador, un legado y una necesidad. Sus ideales los llevan a entender las opciones que tienen en la situación, y ser indiferente no es una opción. En momentos de crisis como este, las Tnuot surgen como un liderazgo alternativo, mostrando el camino que tomar y haciendo entender la importancia de actuar. Aprendimos a llevar la bandera de la sociedad o comunidad – y llevarla con fortaleza. Esta responsabilidad no es algo que se da por hecho, incluso en la actualidad.
El 19 de abril de 1943, en pesaj, los nazis rodean el gueto nuevamente con la intención de destruirlo y deportar de una vez a los judíos restantes. La resistencia actuó escondiendo minas para explotar tanques, con emboscadas, granadas y más. Fueron 3 semanas y media de intensa lucha. En los cuarteles generales de Berlín no entendían la situación. ¿Por qué un pequeño levantamiento armado es tan difícil de vencer? ¿Cómo es posible que el ejército que había logrado conquistar una gran parte de Europa no lograba vencer a un grupo aislado en el 25% del terreno de una ciudad? Porque nos subestimaron. Porque todavía es muy primitiva la idea de un liderazgo juvenil eficiente. Una juventud unida, con propósito y con ideales es imposible de vencer – incluso si se les vence de manera física.
Estos hechos históricos realmente me inspiraron. No es obvio lo que hacemos las Tnuot. No es obvio mover janijim en masas, tener la responsabilidad de educarlos y de darles una experiencia significativa. No es obvio organizar un majane con más de 100 personas, y no es obvio liderar una institución tan completa como los son nuestras tnuot. Es momento de comprender la capacidad de organización juvenil. Todo esto junto con un transformado educativo e ideológico. La juventud tiene un rol irreemplazable. Somos los agentes de cambio más efectivos en donde nos lo propongamos. Con esfuerzo, valor y fortaleza es como la juventud ha logrado hacer estos cambios. Tenemos el deber histórico, moral y ético de tomar responsabilidad y ser vanguardia en los cambios sociales.