Mi corazón en oriente

Por: Ariel Horovitz
Sheliaj hanoar Hatzioni

Sección: Sionismo


Yehuda ha-Levi (1070-1141) fue un gran poeta, filósofo y médico judío español
considerado el mejor poeta medieval en lengua hebrea. En sus poemas Yehuda haLevi expresaba su anhelo de Dios y a Sión y manifestaba su esperanza en la redención mesiánica de su desdichado pueblo. Uno de sus poemas mas famosos dice:

«Mi corazón está en Oriente y yo en los confines de Occidente.
¿Cómo voy a encontrar gusto en los manjares y disfrutarlos?
¿Cómo voy a cumplir mis votos y promesas, si sigue Sión
bajo el poder cristiano y yo sometido a los árabes?
¡Qué fácil sería para mí abandonar todo el bien de Sefarad!
¡Qué maravilloso contemplar las ruinas del Santuario destruido!»

Este breve pero fantástico poema sintetiza en pocas líneas la dualidad que acompañó al judío desde que los ejércitos babilonios de Nabucodonosor destruyeron el primer templo desterrando a miles de judios a un exilio de casi 2600 años. Desde ese entonces y hasta nuestros dias millones de judíos se enfrentan a esta disonancia cognitiva en donde el cerebro y el corazon se ven enfrentados en una lucha sin cuartel tratando de dilucidar la pregunta del millon, «cual es mi Patria, donde debo vivir, yo judío?».

Muchos de nosotros a lo largo de nuestras vidas nos hemos enfrentado a esta pregunta pero solamente una minoria hemos decidido que nuestra Patria esta en Oriente, nuestro idioma es el hebreo y en nuestro calendario el Sábado es feriado y en Pesaj no se trabaja.

La mayoria del pueblo judío sigue viviendo en la Golá a pesar que el pueblo judio retornó a su Tierra hace 57 años y despues de 2000 años de un durísimo exilio. Precisamente, el escritor israelí A. B. Yeoshua se refiere a la Golá como una situación de neurosis patológica en donde un pueblo que anhela mas que nada en el mundo que «el proximo año estemos en Jerusalem» actúa exactamente de manera opuesta y continúa quedándose en el exilio, ese mismo exilio que durante siglos fue considerado un error y fue visto como algo negativo y especialmente pasajero.

Si tomamos el bellismo poema de Yehuda ha-Levi podemos visualizar que este granfilósofo pone en la balanza por un lado su bienestar económico en Occidente (España) y por el otro su bienestar espiritual en Oriente (Eretz Israel). Ese enfrentammiento entre lo material y lo espiritual le produce cargo de conciencia, Sión sigue bajo el yugo cristiano y él comodamente disfrutando de las riquezas de Sefarad. Esta situacion es actual y relevante para millones de judíos en el mundo que se plantean estos mismos dilemas llegando a plantearse incluso «que hago yo por el Estado de Israel?». Es muy interesante ver en nuestros días el encuentro entre judíos de la Gola frente sus hermanos de Israel. Cuando el tema surge, pareceria que en los rostros de los judíos de la Golá hay una expresion de disculpa por estar alla «cuando deberian estar aca».

Sin embargo, creo yo que el dilema entre lo material y lo espiritual es, incluso en nuestros dias, algo secundario. Veamos el caso de los judíos de la ex URSS, un millon de ellos llegaron a Israel de un total de cinco millones que existian en la decada del ´90, el resto prefirio quedarse o emigrar a Alemania o a Estados Unidos. El caso de Argentina es mas conocido, crisis economicas, gobiernos corruptos, autoritarismo en las universidades, antisemitismo latente, dos atentados terribles, falta de justicia, falta de confianza. La situacion de incomodidad material no condujo a que la mayoria de
los judíos argentinos tomaran sus valijas y hagan Aliá. Es decir, el factor económico no fue un atenuante para quedarse en Argentina. Yo creo, al igual que A. B. Yeoshua, que existe algo mas que dilemas economicos a la hora de tomar la decision de hacer Aliá o no. Israel a los ojos del publo judío en la Golá es un ideal, toma incluso hasta dimensiones miticas en algunos casos y el temor de que deje de serlo es enorme. Pareceria ser que es mas lindo el ideal que la concrecion del mismo. No sólo eso, sino que Israel es la Tierra Santa, y en esas dos palabras puede estar la clave. «Tierra», tiene una connotacion de hogar, de calidez, de pertenencia. Por el otro lado «Santa» es algo que pertenece a lo Divino, da miedo, temor, respeto. Es decir. «Tierra Santa», es
nuestro hogar pero no vamos a él porque es demasiado santo y eso puede crear mucha decepcion. Y nadie quiere decepcionarse de esa Israel que tanto amamos y llevamos en el corazón y a la que creemos que «el año venidero estaremos en Jerusalem». Si hacemos un paralelismo al sionismo, han habido no pocos casos de grandes idealistas sionistas que al llegar a Israel se dieron cuenta que los pantanos ya estaban secos y que la gente no bailaba rikudim por las calles. Eso tambien causa decepcion al ver que el Israel ideal, imaginario no concordaba con la realidad. Yehuda ha-Levi un buen día y ya siendo mayor, se levantó, dejó sus riquezas de lado en su querida España y con mochila en mano emprendióo su travesía hacia Eretz Israel, deseando vivir su judaísmo en el lugar donde debe hacerse. Tuvo las agallas para hacerlo, al parecer, triunfó el lado espiritual por sobre el material. Sin embargo, quiso el destino que este buen hombre no llegue a concretar su ideal sionista. Según
cuentan, al parecer murió en Egipto y, al igual que Moshe Rabenu, estuvo a las
puertas de Eretz Israel pero al final no pudo conocer la tierra a la que dedicó sus cantos y sus loas.
Quiero pensar que Yehuda ha-Levi no se hubiese decepcionado

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