Por: Iejezkel Marton

El doctor Marton prerteneció a la corriente liberal progresista y prestó siempre su apoyo al ‘Hanoar Hatzioni’, movimiento en el cual viera la realización y ejemplificación de los ideales sionistas, de acuerdo al mismo espíritu por el cual siempre pregonara.

EL HOMBRE COMO SER PENSANTE

En las luchas por la libertad intelectual, el liberalismo se ve impulsado por la profunda convicción de que en su quintaesencia el hombre es un ser pensante e inteligente, aún cuando no siempre actua lógica-racionalmente: el liberalismo considera suficiente determinar la capacidad del hombre para actuar de esa forma. Asimismo, admite la presunción de que existe una verdad objetiva pasible de ser explotada a través de la inteligencia, la investigación y la confrontación científica. Como concepción racional, analiza las manifestaciones de la vida y la sociedad con ojos críticos constituyendo el raciocinio la brújula de su actitud y no ningún tipo de revelación descartando al mismo tiempo todo aquello que no resista la prueba de la cordura, sea cual fuera la autoridad de su fuente.

RELIGIÓN: CUESTIÓN INDIVIDUAL

El liberalismo racional adopta una posición objetiva respecto a la religión y apoya la absoluta libertad de expresión religiosa y una relación de tolerancia a todas sus manifestaciones. Al mismo tiempo, determina que la religión es un asunto particular y sus leyes atañen solo a aquellos que la adoptan por su libre criterio. Resulta conveniente que la actitud política y pública se desarrollen en un ámbito de secularismo y se organicen en un marco libre y laico. De aquí emana en todo tiempo y lugar la lucha del liberalismo a favor de la separación entre la religión y el estado y en pro de la educación laica y el casamiento civil.

PROGRESO SOCIAL CONTINUO Y PERMANENTE

La visión libertaria confiere al liberalismo un carácter dinámico que propende a un progreso contínuo y permanente que constituye la llave al futuro de la humanidad. No existe un orden social eterno, sin posibilidades de reformas y cambios. La aspiración es un mundo mejorado y agradable a todos sus habitantes. Ello se logrará a través de la acción del hombre mismo y sólo la firmeza de su determinación asegurará la consecución de sus leyes. El liberalismo alienta toda iniciativa tendiente a la promoción de un futuro más perfecto. Dicha tendencia es parte intrinseca del carácter liberal, la esencia misma de su patético mensaje y señal de distinción respecto al conservadorismo que caracteriza a las corrientes políticas tanto de la derecha como de la izquierda.

CRITERIO REALISTA – PRAGMÁTICO

El liberalismo se caracteriza también por aunar en su seno idealismo racional con un criterio práctico de las cosas, pragmático, no sometido a dogmas ni cabalgando sobre slogans.
El idealismo señala el camino hacia las últimas aspiraciones pero al mismo tiempo es consciente de que dichas finalidades no se conseguirán de un solo golpe, sino paso a paso, con firme determinación. El hombre liberal no consiente en vivir en un mundo de añoranzas pasadas, en el cual, aparentemente, todo era lindo y bueno; ni tampoco entreteje ensueños utópicos acerca de un futuro en el cual por arte de magia se erigirá una socidad perfecta con pretensiones de relevancia eterna.
El ser liberal vive en el presente, en la realidad actual, desde la cual trata de pavimentar caminos hacia un mañana mejor, no a través de saltos en su marcha, sino imbuído de la certeza de que es factible avanzar paulatinamente, paso a paso. La concepción liberal tiene en esencia la fé en un adelanto progresivo pero permanente.
En éstas líneas se conpendian los principios del pensamiento liberal. No fórmula axiomáticas sino lecciones de la vida, extraídas de la larga trayectoria humana.
Con el correr del tiempo se produjeron en el liberalismo profundos cambios, que dado su carácter dinámico, supo adaptar a las transformaciones en las condiciones de producción y las relaciones sociales.

SÓCRATES – PADRE DEL LIBERALISMO

Mirando hacia el pasado puede determinarse que el liberalismo nació junto a los primeros interrogante del hombre acerca de su liberad. Podría señalarse justificadamente que Sócrates, el filósofo griego que vivió hace cerca de 2400 años, es el padre espiritual del liberalismo cuando decide escoger la muerte antes que renunciar y traicionar su libertad de conciencia.
Entre los precursores del liberalismo, pueden también mencionarse a Erasmo de Roterdam, el holandés del renacimiento que proclama la supremacía del raciocinio por sobre todo y el filósofo francés Descartes que nos dejara su inmortal lema ‘Pienso, luego existo’ y el poeta inglés John Milton que fue el primero entre los que declararon el interminable combate contra la censura asfixiante.
Pero los verdaderos pioneros de la concepción liberal los encontraremos entre los grandes escritores y pensadores del iluminismo del siglo XVIII. Recordaremos a los más destacados y entre ellos a los franceses Voltaire, Diderot y Montesquieu; a los italianos Gambatista, Vico y Beccaria; los renombrados ingleses John Locke, David Hume y Adam Smith; Goethe, Lessing y Hant alemanes y los americanos T.Jefferson, B. Franklin y T. Paine.

ORIGEN DEL NOMBRE

Como movimiento político el nombre del liberalismo surgió pimen constior primera vez en España, donde se formó un partido denominado ‘liberal’ a principios del siglo XIX que luchaba por la consecución de un régimen constitucional. De allí se difundió el nombre por toda Europa, agrupando en torno a sí, a todas aquellas corrientes políticas que se enfrentaron contra el estado absolutista exigiendo la libertad y la abolición del yugo de la arbitrariedad gubernamental.

LIBERALISMO Y JUDAISMO

HUMANISMO EN EL JUDAISMO

A pesar de que no abundan judíos entre los precursores del liberalismo – a Ricardo lo hemos mencionado – la concepción liberal es muy afín al nacionalismo y al humanismo judíos. Esa cercanía es mucho más íntima de la que existe entre el judaismo y el socialismo marxista a pesar de que la mayoría de sus creadores son de ascendencia judía.

Y la verdad sea dicha, fue precisamente el liberalismo el que creó las condiciones que en el siglo XIX condujeron a la emancipación de los judíos, y en siglo XX abrieron las puertas para su adelanto y prosperidad en todos los campos de la actividad espiritual y económica. Por ello no es de extrañar que los antisemitas siempre atacaron cruentamente en su propaganda al liberalismo, señalandolo como producto típico del espíritu judío.

SIONISMO Y PENSAMIENTO LIBERAL – B. Z. HERTZL

El sionimo político es, en gran medida, resultado espiritual del pensamiento liberal. Fue el liberalismo el que proclamara al mundo el derecho de autodeterminción de los pueblos y en ella se inspiró también Hertzel cuando escribió ‘El Estado Judío’. Basta una somera lectura de sus escritos, especialmente el libro ya mencionado y también ‘Vieja – Nueva patria’( Altneuland ), para comprobar que todos los órdenes sociales que propone y esboza para el futuro estado, concuerdan maravillosamente con los ideales del liberalismo moderno. La capacidad profética de Hertzel se manifiesta en todo su esplendor. En sus días dominaban todavía las ideas del liberalismo clásico pero sus pinceladas pintaron un Estado de carácter liberal moderno: junto a los burgueses libres y adinerados concibió también a un obrero satisfecho de su estándar social, percibidor de un salario adecuado, una jornada de 7 horas de trabajo y toda una serie de instituciones sociales adelantadas en beneficio de la comunidad, digna de admiración y señaladora de una visión de largo alcance.
La historia del movimiento sionista, su estructura organizacional y su esencia democrática denotan la profunda impregnación liberal del mismo. De allí las notables y naturales raices liberales en el jóven Estado de Israel.

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