Jeremías Abramovich, Elsie Atun, Felipe K orach, Ana Shalom, Gabriel Shnaider
Tu B´Av es una festividad del calendario hebreo que recuerda la unión del Pueblo Judío celebrando el amor y la hermandad. Sin embargo, los orígenes de esta festividad no son del todo alegres. Se narra en el libro de Shoftim, previo al establecimiento de la monarquía judía, que una pareja se encontraba viajando y se hospedó en la casa de una persona de la tribu de Biniamín por una noche. A pesar de la amabilidad de este hombre, el resto de habitantes de la tribu fueron con la intención de violar al forastero. Después de una discusión, los hombres tomaron a la concubina y abusaron de ella toda la noche hasta matarla. El forastero, indignado y en busca de hacer público lo ocurrido, divide el cuerpo de la muchacha en 12 pedazos y los envía a cada una de las tribus de Israel como evidencia de lo sucedido. Esto despertó la ira y desprecio del resto de Israel, quienes se organizaron para ir a la guerra en contra de Biniamim. Luego de 3 días de batallas, el resto de Israel sale victorioso y prometen no casarse con las hijas de dicha tribu a modo de cortar su descendencia. Años más tarde, el Pueblo reflexiona y cambia de opinión, considerando que no es correcto terminar con una de las tribus de Israel; por otro lado, no podían hacer falta a su promesa.
Es así como surge la idea de una festividad donde todos/as salgan a los viñedos a bailar y entablar relaciones entre ellos, sin distinción de tribus. Podemos retomar de esta historia dos conceptos.
El primero de ellos es el sinat jinam (odio gratuito), el odio por odiar, sin ninguna razón ni motivo. El no hospedar a alguien de tu mismo pueblo, la búsqueda de la violación acompañada de discriminación y xenofobia, el machismo expresado a través del intercambio de víctimas, la incitación al odio y una solución violenta; son claros ejemplos de sinat jinam. En contraposición, ahabat jinam (amor gratuito) refiere al amar por amar, hacer el bien sin mirar a quién y sin importar el por qué; ya sea hospedar a quien lo necesite, agasajarlo y defenderlo; unirse en conmemoración de un hecho trágico, más allá de su fin violento; y la puesta en práctica del principio “Kol Israel arevim ze la ze”(“Todo Israel es responsable el uno por el otro”) que se demuestra con la preocupación y responsabilidad por y para mantener la continuidad del Pueblo de Israel completo y unido.
No obstante, lo que recordamos en esta festividad no es el odio y/o amor gratuito, sino, la transición de una a la otra; el paso del conflicto al reencuentro. Esta es la enseñanza que podemos rescatar de este sipur, el proceso individual y grupal del Pueblo Judío de dejar de lado las diferencias, unirse y amarse, y estar dispuestos al reencuentro. Esto no significa necesariamente olvidar lo sucedido ni dejar impune los hechos realizados; sino que implica la voluntad de continuar y darse la oportunidad de volver a estar juntos y juntas. Este proceso implica reflexión, análisis, deseo, perseverancia e interés, para luego poder (re)construirse y de esa forma influir en el entorno positivamente. Hoy en día, nos encontramos físicamente separados por la coyuntura. Sin embargo, ¿Nos hemos puesto a pensar en qué nos divide más allá de las paredes?
Para aclarar esta idea, nos parece importante distinguir entre los conceptos de diferenciarnos y separarnos. Cuando hablamos del primero, referimos a la diversidad por ser cada uno un individuo con sus características y cualidades únicas; mientras que la separación implica la intolerancia y/o agresión a esta diversidad. ¿Tenemos en mente cómo la discriminación y el racismo nos separan como sociedad? ¿O como un pensamiento clasista implica vivir en un entorno indiferente con diferencia de posibilidades? Incluso en que la reproducción de prejuicios y estereotipos hacen que nosotros mismos nos segreguemos de aquellos que estereotipamos. Así como estos, hay más motivos que nos separan como sociedad que son importantes tener presente, analizarlos y reflexionar sobre ellos; con la intención de buscar un reencuentro y una reconstrucción para así crecer y desarrollarnos.
Por otro lado, reconocemos el hecho de que existen obstáculos que nos impiden el desarrollo y la unión de la sociedad. Hay ideas radicales, inculcadas en las personas de forma muy arraigada, provenientes de años y de una cultura que no se detuvo a pensar y a cuestionarse que. No podemos pretender que las personas homofóbicas y el colectivo LGBTQ+; los antisemitas y los judíos o los racistas y los racializados trabajen en conjunto dentro de la sociedad. Sería interesante ponernos a pensar cual es el verdadero origen de esto. Suelta la lupa y mírate al espejo. Piensa en las acciones que tomas, ¿Qué promueves? ¿Te has alejado a alguien por su forma de ser o por cómo se ve? ¿Reproduces estereotipos? No se trata de un mundo uniforme y monótono; sino, de uno donde las diferencias sean respetadas, exista la armonía, tolerancia y respeto, y de una sociedad pluralista donde la diversidad enriquece. Como madrijim y madrijot de Tnuot Noar creemos en un proceso de aprendizaje y de cambio. Buscamos un mundo respetuoso, unido, libre, y con valores. Buscamos que no haya más sinat jinam y nos centramos en promover ahabat jinam.
Queremos dar y compartir. Sabemos que suena utópico, que es difícil, pero no imposible generar un cambio mundial. Este proceso implica el reconocimiento de un conflicto, ser conscientes de los problemas que nos rodean y en los cuales nos vemos inmersos. Por eso mismo debemos tener la capacidad de perdonarnos y perdonar; no con la intención de olvidar, sino de estar dispuestos/as a crecer y construir juntos/as. Sabemos que esto no es fácil, debemos ser capaces de utilizar el recuerdo y la memoria no como un ancla al pasado, sino como enseñanza para el aprendizaje y el cambio. En el momento que “dejamos atrás” los errores, y tomamos la actitud proactiva de reencontrarnos, reunirnos y reconstruir; es cuando empezamos a caminar juntos/as por el mismo camino, con una misma meta y sueño en mente: Ser un mundo donde ya no existe más odio, indiferencia e intolerancia; porque han sido reemplazados con amor, respeto, empatía y altruismo.
¿Puedes imaginarlo? Aprovechemos Tu B´Av y comencemos a actuar. Reflexionemos sobre lo que hacemos y busquemos un mundo mejor. No por nada el Talmud dice que: “No hubo festividades mayores para el pueblo de Israel que el 15 de Av”, porque fue en esta fecha cuando la unión, la hermandad y el amor dejaron de ser teorías para volverse acciones y realidades. Si bien vivimos en tiempos de cambio, aún nos queda mucho camino por recorrer. El proceso lo hacemos todos los días, todos juntos, con cada decisión que tomamos.
אם אין אני לי, מי לי? וכשאני לעצמי, מה אני? ואם לא עכשיו, אימתי?
Si yo no me ocupo de mí, ¿Quién lo hará? Y si sólo me ocupo de mí, ¿Qué Soy?
Y si no es ahora, ¿Cuándo? (Pirkei Avot 1:14)
Shelí, Sheljá, Shelanu Jazak Ve’Ematz