Por: Sergio Edelstein
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(Venimos a desterrar la obscuridad…)
Venimos a iluminar en Januca así como lo hacemos durante todo el año, con el proceso educativo de la tnua. Venimos a expulsar la obscuridad, la ignorancia, la intransigencia y la injusticia. Iluminar significa abrir la mente y pensar. Pensar libremente y críticamente. La luz le permitió al ser humano buscar un camino, buscar significado, pensar y crear. Prendamos la luz como educadores, para que podamos ver nosotros mismos y le posibilitemos a nuestros educandos, como seres libres, pensar. Iluminarse. Elegir. Dudar.
La llama de la sabiduría, se enciende en el Mahamad Ar Sinai (entrega de los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí), y desde ese momento, nuestro pueblo lleva la responsabilidad de transmitirla y divulgarla. Transmitir los valores universales que son la luz de una sociedad más justa, solidaria, y comprometida con el desarrollo del pensamiento de todos los hombres. Nuestros janijim en Bnei Midbar, representando la salida a la libertad, comienzan ese proceso educativo, de transmisión de valores, contenidos y tradiciones.
La llama de la revuelta contra la opresión, se desarrolla en el Galil. Opresores que quisieron eliminar nuestra creencia y nuestro mensaje humano, intentaron durante gran parte de nuestra historia, que cambiemos nuestros valores, nuestras creencias y nuestras tradiciones. El pueblo judío supo revelarse y luchar por nuestro derecho a pensar libremente. Los Glilim son quienes representan esa llama de rebelión por nuestro derecho a ser libres de pensar y creer. Rebelión juvenil, positiva, desinteresada, dedicada a mejorar la sociedad y el mundo.
La llama de la transmisión de los ideales por los cuales luchamos, su representación material en la Menora, símbolo central en la tradición judía milenaria, y motivo de continuidad de generación en generación, es el centro de atención de Jashmonaim.
Son estos javerim, los que toman la responsabilidad de darle continuidad a los ideales de libertad, justicia, democracia, solidaridad, verdad, pluralismo y paz, al ser los Madrijim de las futuras generaciones de janijim. Siete brazos que iluminan con su luz idealista, símbolo de nuestro pueblo.
La llama del compromiso mutuo. Como las dos velas que encendemos en Shabat, así el compromiso por Israel y por la diáspora, nos iluminan en nuestro desafío de fortalecernos como pueblo y asegurar la continuidad. La dedicación por la idea del Estado de Israel como llama que ilumina la identidad judía actual, nos guía en toda nuestra labor educativa. Los Canaim son los que nos muestran nuestro compromiso con Israel y Sion, Ierushalaim, como sueño milenario.
La llama de la realización personal, que guía la redención del pueblo judío en su tierra ancestral. La llama que encendió el retorno al idioma Hebreo como idioma nacional, la posibilidad de vivir una vida judía como norma en un estado libre y soberano, hogar para todo judío que así lo quiera, el Estado de Israel.
Hanoar Hatzioni ilumina con su proceso educativo, el camino de desarrollo personal de sus javerim, el moldeamiento de su identidad personal y judía, el compromiso por la responsabilidad mutua ente todos los judíos en el mundo y el compromiso con el Estado de Israel.
Jag Urim Sameaj!