Caio Szymonowicz, Netzah Israel B’Brasil
Fue muy difícil conseguir la independencia de nuestro Estado. Sangre fue derramada, familias fueron destruidas, guerras tuvieron que ser luchadas. Sin embargo, en 1948 después de casi 2000 años de espera, logramos declarar nuestra independencia. Pero aún el corazón de nuestra capital quedó inaccesible. Jerusalén permaneció sobre control jordano hasta Yom Yerushalayim de 1967.
En 1948 varios grupos diferentes lucharon por la ciudad, por separado, como el Etzel, Leji Palmaj y Hagana, y se vieron obligados a abandonar la Ciudad Vieja de Jerusalén, cada uno por una puerta. En 1967, la situación era completamente diferente: Tzahal, el Ejército de Defensa de Israel, entro en la ciudad vieja de Jerusalén por sólo una puerta. Con su accionar, Tzahal, no representó sólo la persistencia y la fuerza de voluntad del pueblo judío, sino también su unión. En el 73 de la Era Común, fuimos exiliados de nuestra tierra, en 1967 volvemos hacia nuestra capital, hacia Jerusalén, la ciudad que representa la unión de nuestro pueblo.
Hoy es Yom Yerushalayim, el día que conmemoramos la reconquista de nuestra eterna y amada ciudad. En las palabras de Moshe Dayan, entonces Ministro de Defensa de Israel: «Volvemos a todo lo que es santo en nuestra tierra, volvemos a no separarnos de él.»
Es difícil escribir palabras sobre lo que representa Jerusalén para nuestro pueblo, Jerusalén es todo. Es el centro espiritual y político de nuestro pueblo. Es donde todo empezó y donde todo va a terminar. Es la ciudad de la paz, de la unión. Es nuestra capital indivisible.
¡Enhorabuena Jerusalén!