man s hand in shallow focus and grayscale photography

Sarit Mizrahi Dabbah, javera de Hanoar Hatzioní, Ken Hagshama, CDMX. 

“Recordar y no olvidar” es algo que siempre nos han dicho cuando conmemoramos la Shoá. Recuerda a las víctimas, la deshumanización, la muerte de millones y millones de personas. Recuerda y aprecia lo que tienes, porque en un abrir y cerrar de ojos todo puede desaparecer… Pero, ¿por qué cuando recordamos solamente vemos lo que perdimos, lo malo y la muerte?

Todas las personas en este mundo tenemos una identidad, una forma de ser y un toque especial que nos hace ser inigualables. Eso es algo que no ha cambiado con el tiempo y la gente que murió como víctima no es la excepción. Si, es cierto que cada uno y cada una de esas vidas son importantes, sin embargo, nuestro cerebro no tiene ni cerca de la capacidad de imaginar 6 millones de letras, ni de flores, ni de seres humanos.

Hace aproximadamente medio año, tuve la oportunidad de ir a la Masá le Polin con el Majon le Madrijei Jul en el marco de mi Shnat Hajshara. Dentro de ese corto período de tiempo, mi manera de ver la vida cambió por completo. Me dí cuenta de que recordar individualmente a las personas por lo que fueron y lo que lograron, es mucho más llenador que recordar un conjunto sin caras y sin nombres.

Durante mi estancia en Polonia aprendí sobre personas muy especiales, cada cual a su manera. Entre ellos, niños, jóvenes y adultos que arriesgaron sus vidas para que sus familias y personas cercanas pudieran mejorar aunque sea un poco su terrible situación. Sin embargo, las historias que más me impactaron y me llegaron al corazón, fueron las de madrijim/ot de Tnuot Noar.

Como madrija de Hanoar Hatzioní en la actualidad, siento un orgullo inexplicable por esos héroes y heroínas sin capa que hicieron todo lo posible por mantener viva la magia de ser madrijim/ot. Sea haciendo peulot clandestinas, luchando en la guerra, e incluso cuidando a los huérfanos después de la guerra, lograron mantener su presencia y la de la tnua en los janijim/ot y posteriormente expandiéndose por el mundo.

Ahora es momento de reflexionar, pensar y enorgullecernos de pertenecer a este movimiento, porque podemos cambiar vidas con cada palabra que digamos o cada acción que hagamos. Simplemente tenemos que vivir el presente, recordar el pasado, pensar en el futuro y nunca olvidarnos que también nosotros podemos ser héroes y heroínas sin capa, si elegimos seguir su legado.

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