By: Moshe Kol – Nuestras fuentes de Inspiración.
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El número de javerim del Movimiento Hanoar Hatzioni Haclali, llegaba a 50.000, antes del Holocausto.
Mas de 40.000 se hallaban en Europa Oriental; el resto, en Europa Occidental y Central, Sud América,
Estados Unidos y Canadá.
Los primeros núcleos de este movimiento se originaron en Europa Oriental. En la década del 30, se
consolidaron en una organización poderosa e influyente en el seno de la juventud judía y dentro del
movimiento sionista. En su mayoría eran estos, núcleos que enseñaban el camino a la Alia a Eretz Israel.
Junto con ello, aspiraban a convertirse en una fuerza influyente capaz de actuar en el terreno de la
educación hebrea nacional, de impulsar la Alia y las inversiones de capitales en Eretz Israel y de luchar
a favor de la política judía-nacional, en contra del antisemitismo y de la asimilación roja y blanca.
La destrucción de la judeidad europea fue llevada a cabo por los nazis y sus colaboradores de los pueblos
en cuyo seno vivían los judíos desde generaciones. El exterminio abarco a la juventud y a los niños
judíos. De esta forma se puso fin al esplendoroso capítulo en la vida de nuestro movimiento en Europa.
Nuestros javerim lucharon en los ghettos, en las más duras condiciones, para mantener su condición
humana y judía y salvaguardar la actividad sionista, jalutziana y educativa. Se prepararon para la
rebelión y se levantaron contra los nazis cuando tomaron consciencia que los nazis se proponían
exterminar al judaísmo europeo. Luego salieron a los bosques para unirse a los grupos partisanos. Los
que consiguieron enrolarse en las filas de los ejércitos que combatieron a los nazis, lucharon con la
conciencia de cumplir una misión nacional: la guerra contra el mas feroz enemigo que se alzó contra el
pueblo judío. Aquellos que llegaron a la Unión Soviética y pudieron servir en el Ejército Rojo, se
destacaron por su valentía y entrega total. Los que fueron enviados a Siberia y a los países asiáticos de
U.R.S.S. buscaron caminos para llegar a Israel y nosotros, por nuestra parte, hicimos todo lo que nuestras
posibilidades nos permitieron para alentarlos y fortalecerlos. Mantuvimos contacto con nuestros
javerim bajo ocupación alemana: por medio de la Agencia Judía en Suiza y Constantinopla, como por
otros medios, ayudamos a los paracaidistas que fueron enviados a Europa. Uno de ellos, nuestro querido
Aba Berdichev, murió torturado en un campamento nazi, y otro paracaidista, Haim Hermesh, que logró
volver de su misión, describió sus acciones en el libro “operación Ámsterdam”, anotando de esta manera
un magnífico capítulo en la historia de los intentos de rescate durante el Holocausto. En la defensa de
vidas judías, en las acciones de rescate, en la “Brija” (escape) y en la Alia ilegal, fuimos plenos partícipes
junto a los demás movimientos jalutzianos.
Últimamente comenzamos a registrar las memorias de nuestros javerim. Quienes no hemos
experimentado en carne propia la tremenda realidad, pedimos a los sobrevivientes que relaten a las
generaciones venideras y a nuestra generación la verdad tal cual es, una verdad mezclada de luces y
sombras, angustia y dolor, valentía y derrota.
(…)
Desde la proyección de la película “Holocausto” en la televisión, en Israel y en muchos otros países del
mundo, creció el interés de los pueblos por esta trágica época. Puede hallarse actualmente mas inquietud
por conocer la verdad sobre aquellos años. Cuando ante nuestros propios ojos siguen ocurriendo
tragedias humanas, es fundamental que los pueblos que desconocen la experiencia europea de la
Segunda Guerra Mundial, los pueblos de Asia y África y la mayoría de los pueblos de América del Sur,
conozcan el Holocausto y su significado universal. La Juventus judía debe conocer lo que ocurrió a
nuestro pueblo y nosotros estamos dispuestos a orientarla en esta dirección.
Muchos son los nazis que viven aun y deben ser juzgados. En los últimos años somos testigos de la
aparición de un movimiento que pretende negar la verdad sobre el Holocausto de seis millones de
judíos. Cientos de libros fueron publicados por pseudo-historiadores cuya finalidad es falsificar simple
y llanamente los hechos. Un nuevo movimiento antisemita se desarrolla en la Unión Soviética y el neonazismo “florece” en Occidente, incluyendo Sud-América.
Contra estas tendencias Massua ha de aúnan sus esfuerzos con Yad Vashem, el ente nacional dedicado
a perpetuar la memoria de seis millones de judíos asesinados en la Segunda Guerra Mundial. Las
publicaciones de Massua están destinadas a la joven generación. Los hechos descritos deben ser
conocidos para que no se vuelvan a repetir.
Fuente: Kol, Moshe (1981), “Massua”, M.Stern Press, Tel Aviv.