Por: Sergio Edelstein
Hace varios años, siendo egresado de la Tnuá, leí un artículo cuyo título era «El desarrollo ideológico de Hanoar Hatzioní», escrito por el entonces Mazkir de la Tnuá mundial Yehuda Talmi z ?l.
Dicho artículo presenta una interesante reseña histórica del desarrollo, desde su creación, del sendero ideológico y educativo de Hanoar Hatzioní. Dicha reseña presenta tres épocas centrales de dicho desarrollo:
- La primera época, la época romántica del scoutismo.
- La segunda época, la época de inquietud y búsqueda de cristalización de la concepción de mundo.
- La tercera época, la época de realización y confrontación, como resultado inevitable de la necesidad de poner a prueba la verdad de nuestro camino ideológico.
En las siguientes líneas, haré un intento, atrevido pero respetuoso, de continuar y escribir lineamientos generales, de una cuarta y actual época de Hanoar Hatzioní.
Ante todo resumiré los tópicos centrales del artículo mencionado, para que me sirva de guía en la exposición. Yehuda Talmi comienza elevando preguntas que a mi criterio son centrales y relevantes:
- ¿Acaso existe una vivencia especial, una cultura juvenil específica?
- ¿Es que el movimiento juvenil se creó para provocar cambios en la sociedad, en la
- cultura y en el estilo de vida?
- ¿Cuáles son las características de Hanoar Hatzioní durante sus años de actividad?
Yehuda hace un breve resumen de dichas características de Hanoar Hatzioní: «Es un movimiento juvenil por excelencia; posee una tendencia scóutica como sistema educativo formador; brinda una claridad de sus concepciones de mundo y de vida; niega el extremismo en todos sus ámbitos; brinda al javer una realización personal como base de su ejemplo personal».
El viaje por las diferentes estaciones en el fascinante desarrollo educativo e ideológico de Hanoar Hatzioní es sencillamente brillante. Y cada etapa o época es «poseedora de su propia justificación, las ideas e ideología que influyeron en su desarrollo y los principios
educativos en los cuales tal desarrollo se ha basado».
En la cuarta estación, intentaré enfrentarme a estos mismos parámetros.
La cuarta época: Consolidación Pragmática
Justificación.
Los últimos años del siglo XX y los comienzos del siglo XXI, tienen numerosas características y tendencias identificables (no podremos señalar todas en este marco) algunas cuales son:
- El académicamente denominado “post-modernismo”, que se desarrolla como idea, en especial en las ciencias sociales y humanas.
- El ritmo acelerado del desarrollo tecnológico, en especial en el campo de las telecomunicaciones y la ciencia (decodificación del DNA con todas las implicancias presentes y futuras).
- La globalización, que por un lado comprimió al mundo en un «pequeño pueblo» y por otro lado acentuó las diferencias sociales en forma alarmante.
- La posibilidad de comunicación entre jóvenes desde cualquier parte del mundo, en forma ágil, cómoda y por sobre todo disponible y barata, es un punto clave en los procesos que veremos a continuación, y todo en solamente veinte años.
De dos décadas de una apertura social, ya sea con la ruptura del taboo o inocencia sexual, la lucha por los derechos del estudiante o contra guerras que no eran vistas con sentido alguno (tal ves después de las atrocidades de las guerras mundiales), los jóvenes pasaron a una precaución sexual ocasionada por el miedo al SIDA. Todo ello sumado de alguna forma a la ruptura de sueños existentes o el comienzo de nuevos sueños, con la caída de la antigua Unión Soviética, cambios constantes entre gobiernos socialistas o de tonalidades capitalistas en occidente, junto a un fundamentalismo religioso en otras latitudes.
En Israel, la realidad cambia en forma vertiginosa. El cambio radical de la tradicionalmente aceptado concepto de la «necesidad de salir a luchar solamente cuando corremos peligro existencial» al concepto que sostiene la creencia que una guerra puede cambiar realidades políticas. Este cambio se enfrenta a la visión que lograr la Paz no es un “sueño lejano» sino una “realidad”. Se consolida la conciencia de que no podemos dominar a otro pueblo y pretender seguir manteniendo valores morales cuyos elementos consideramos cabales. El incremento tremendamente rápido de la población, con la llegada de más de un millón de nuevos inmigrantes. El incremento de las brechas sociales provocadas por políticas ultra-liberales, importadas de tendencias externas, que llevaron a la finalización del tradicionalmente estado de beneficencia o por lo menos del interés estatal por la población indigente, el mismo que aseguraba la premisa, que el estado judío no puede permitir personas que sufran hambre. Por último, la finalización de la situación anómala que se dio hasta fines de los años ochenta, por la cual había judíos que no podían «hacer aliá» por problemas políticos: desde principios de los noventa, todo judío que lo decida, puede vivir y ser ciudadano de Israel, solo si así lo desea.
Esta reseña, nos permite enfocar esta cuarta época, con la base de la realidad que acompaña estos años y que indudablemente influencian la «Consolidación Pragmática» de Hanoar Hatzioni en nuestros días.
Ideas, Ideales e Ideología que influenciaron.
Siguiendo una línea cronológico–histórica, podemos ver que en dos décadas se han dado grandes cambios en la ideología referente a la realización, la que Hanoar Hatzioni veía como central y reflejo auténtico de sus valores educativos.
Dicha ideología significaba la máxima aspiración del ideal que reflejaba el concepto del mundo desarrollada en las épocas anteriores. Y precisamente el enfrentamiento exitoso a estos cambios externos demuestran los cimientos sólidos de Hanoar Hatzioní: su Consolidación Pragmática basada en valores dignos de ser enseñados y ejercidos así como la elasticidad de pensamiento, que hacen posible adaptar la ideología para que represente a los valores esenciales y no viceversa.
Desde mi punto de vista, los hechos que influenciaron en forma crítica la adaptación ideológica sin por ello causar la perdida de nuestros valores son:
- La formación de la «Tnuá Kibutzit Meujedet» (Takam) a la cual se unen los Kibutzei Hanoar Hatzioní como parte integral, con cierta autonomía ideológica;
- La crisis económica y social que comienzan a sufrir los kibutzim a raíz de la gran crisis económica de Israel (desde 1983) y que se posterga hasta entrados los años 90;
- La quiebra ideológica en cuanto a la distribución de bienes y servicios, en el Kibutz.
Las repercusiones de estos tres eventos no son casuales a ojos de investigadores, de los javerím de los propios Kibutzim, ni tampoco son desapercibidos por los bogrím de la Tnuá en el mundo, que durante años vieron al Kibutz como identificación máxima de sus ideales, como potencial de opción de vida, de realización personal y forma auténtica de cumplir el legado de la Shijvat Magshimim. El Kibutz no es visto como una forma impalpable, sino como una forma real y activa de inserción a la sociedad israelí en general y una forma de absorción ordenada y organizada, también cuando no hay un sustento ideológico personal. Pero es en estos años, que muchos kibutzim se hacen preguntas existenciales, y el tema de absorción de javerim nuevos, ya sea de Hanoar Hatzioni, u otras fuentes humanas, no solo que no está en sus prioridades, sino que en gran parte de los casos, la absorción de nuevos miembros (fuera de los nacidos en el marco del Kibutz) no es permitida o postergada a un futuro incierto.
Este mensaje llega también a los bogrim de la Tnuá, que se encuentran en etapas críticas en cuanto a su decisión personal de vida. Los bogrim que participan en programas Shnat Hajshará, se empapan en la temática al contactarse con los propios javerím del Kibutz (familias adoptivas, compañeros de trabajo y jóvenes como ellos). Su repercusión en las discusiones, pensamientos y programas educativos de los keinim, comienza a ser inevitable.
En la Veidá Olamit de 1996, se le da validez educativa a las corrientes reinantes al tomarse la decisión (luego refrendada por la Mazkirut Olamit), de redactar nuevamente el «Darkeinu» (la edición anterior era de 1963). El capítulo «Kibutz» fue re-editado y su nuevo título fue «Hagshamá», con todo el significado y contenido que este concepto denota, reflejando la realidad en Israel y de nuestros bogrím en el mundo judío: la necesidad auténtica de darle sentido real y actual al valor de «Realización Personal», emanado de nuestras fuentes durante setenta años.
El lugar del Kibutz como primer marco de absorción, lo intenta cubrir la Mazkirut Olamit, tomando un papel protagónico, dándole al marco «Bama» –que ya existía- un significado diferente, enfocándolo a la ayuda brindada a los olim jadashim en su proceso de decisión hacia la futura aliá y en los primeros pasos en Israel.
El cambio producido en la Veidá, no significó dejar de lado los valores constituyentes de la Concepción de Mundo de la Tnuá, sino por el contrario, reforzarlos en base a la realidad circundante (el último Garín Aliá de Hanoar Hatzioní llegó a Israel en 1985), en la cual los bogrim hacen Aliá, viendo la imperiosa necesidad de capacitarse o hacer el servicio en Tzahal como primeros pasos de su absorción en Israel y como comienzo a su participación en la vida de un país desarrollado, con grandes campos de posibilidades de desarrollarse, participar, activar… El significado es ser parte de la sociedad israelí en general, vivir una vida judía natural. Es así que cientos de bogrim cumplen el legado de la Tnuá y hacen Aliá absorbiéndose en la gama de posibilidades que la sociedad israelí ofrece y activando en la Mazkirut Olamit, como parte del equipo educativo y así haciendo verdadero el ejemplo personal a nuestros janijim.
En resumen, el cambio ideológico que se da en Hanoar Hatzioní, es producto de los grandes cambios que vive el Kibutz en particular y la sociedad israelí en general, los que le dan un significado diferente, actual y más vivo, al valor «Realización Personal»; concepto y valor que permanece vivo y real en los ideales educativos de Hanoar Hatzioní en nuestros días. La diversidad de posibilidades de realizarse personalmente, cambió el sentido de la mira educativa de la Tnuá.
Principios educativos.
Los principios educativos de Hanoar Hatzioní están intrínsecamente relacionados con el diagnóstico de la época en general, de los jóvenes, y las ideologías cambiantes. Es justamente en esta cuarta época que la Tnuá enfoca su actividad educativa, en principios, de educación no formal por excelencia, educación con características básicas que la definen y le dan su significado especial en la educación de las futuras generaciones de jóvenes judíos y sionistas.
Los principios educativos que guían nuestra labor educativa, deducidos de nuestra visión judía, sionista, humanista y liberal, están plasmados implícitamente y explícitamente en la formación de los bogrim de Hanoar Hatzioní.
Estos principios son llevados a la práctica en:
Procesos educativos con compromiso, convicción y coherencia
Claridad del mensaje sionista realizador, que ve en Israel el lugar soberano que todo
judío puede vivir como tal;
Intensa actividad sionista comunitaria;
Prolongación del proceso educativo, cronológicamente, más allá de la época misma
de actividad en la Tnuá;
Incentivo de la vivencia israelí y la utilización de Israel como marco metodológico y
por sobre todo como fuente educativa.
- Procesos educativos con compromiso, convicción y coherencia
- Claridad del mensaje sionista realizador, que ve en Israel el lugar soberano que todo judío puede vivir como tal;
- Intensa actividad sionista comunitaria;
- Prolongación del proceso educativo, cronológicamente, más allá de la época misma de actividad en la Tnuá;
- Incentivo de la vivencia israelí y la utilización de Israel como marco metodológico y por sobre todo como fuente educativa.
Todo esto avalado por un diálogo, ayuda y respeto mutuo entre el educador y el educando, la participación activa en el proceso de toma de decisiones y el pensamiento crítico en la formación humanista del boguer.
Estas características y principios se basan en varias premisas primordiales:
- Democracia en la toma de decisiones y los procesos educativos;
- Una planificación educativa hecha por los propios participantes de la transacción educativa;
- Fortificación de las vivencias juveniles justificadas con una estructura moratoria;
- Puesta en práctica de proyectos educativos complejos que ejercitan la manhigut educativa y comprometen al boguer con la coherencia del mensaje ideológico.
Talmi señala, que desde su nacimiento «Hanoar Hatzioní apareció frente al pueblo judío ante todo como un movimiento juvenil por excelencia», aseveración que indudablemente es relevante, actual y cierta en esta cuarta época.
El papel protagónico en la formación de jóvenes judíos, toma un camino especial, al cambiar radicalmente el lugar de la escuela judía en la educación sionista y por sobre todo el cambio en los sistemas formales. La Tnuá, como medio educativo no formal, poseedora de características que van más allá de intentos de la escuela de «utilizar técnicas no formales», es una alternativa a lo que rodea al joven judío, marcos superficiales e individualistas, poseedores de una doctrina consumista y basada en la ambición, como medida de éxito.
Este lugar protagónico en la educación judeo-sionista, está remarcado en los contenidos sionistas que Hanoar Hatzioni transmite como legado. También cuando este mensaje sionista se ve enturbiado por la realidad israelí, judía mundial o simplemente mundial, esta antorcha sionista es llevada con orgullo por los bogrim. Bogrim que el mundo circundante y las realidades locales les hace preguntarse, dudar, capacitarse, pensar, y no siempre realizar el mensaje realizador. A pesar de ello, la educación que el joven recibe en la Tnuá, le brindan una formación que perdura durante toda la vida, le da contenido y significado. El acercamiento a la acción, el compromiso y la pertenencia al pueblo judío del cual es parte integral (y así evitamos la asimilación de nuestros hermanos) y el esclarecimiento (asbará) respecto a Israel, son ambos emblemas que hacen de nuestros bogrim, personas pensantes, comprometidas, críticas, pluralistas, democráticas y aventureros en el desafío por ser parte de la herencia milenaria del pueblo judío y en nuestros días, su reflejo en el sueño sionista, materializado en el Estado de Israel.
Después de lo escrito, podemos volver a las preguntas centrales de Talmi en su artículo:
- ¿Acaso existe una vivencia especial, una cultura juvenil específica?
- ¿Es que el movimiento juvenil se creó para provocar cambios en la sociedad, en la cultura y en el estilo de vida?
.En mi opinión, esta cuarta época de la vida de Hanoar Hatzioní, responde positivamente a estos cuestionamientos: el marco educativo de Hanoar Hatzioní, brinda en nuestros días una vivencia juvenil específica y especial, poseedora de los elementos e ideales necesarios para participar en la construcción de una sociedad mejor y más justa, la creación de una cultura judía creativa y llevar un estilo de vida judía plena y normal. El boguer de la Tnuá participa muy activamente tanto en su propio proceso educativo como en el de sus janijim, con una intensidad y profundización ideológica constante. Proceso que lo forma, le permite crecer en una marco alternativo sano, con contenidos dignos de ser educados y por medio de una metodología creativa, crítica y poseedora de elementos educativos de vanguardia.