(Publicado en el boletín del Kibutz Kfar Glikson)
En el mundo del Sionismo, en los años veinte y treinta del siglo, entre los filósofos que aportaron al fundamento de una concepción exclusiva que amalgamó extremismos y contradicciones en una síntesis superior, y sin por ello anular su esencia, se destacó indudablemente el escritor publicista Moshé Glikson nacido hace cien años.
Los valores que transmitió Glikson al sionismo, sus estudios y concepciones sustentan la idea humanista humano-judía, también son actuales en esta generación, a pesar del pragmatismo manifestado que caracteriza la relación con las preguntas centrales de nuestra vida y nuestro futuro social, moral y político.
Su demanda en pro de un cambio en la sociedad, por una justicia social, por una inteligencia desarrollada, tolerancia y amor al prójimo, es un reclamo doblemente justo en el presente, y quizás más que nunca.
Por ello, para celebrar el centenario de su nacimiento citaremos algunas de las palabras que ponen de manifiesto el mundo espiritual y la concepción sionista de Moshé Glikson.
Sus citas:
El hombre ansía la libertad, quiere conquistar su mundo-unidad desde la libre expresión; desea ser partícipe de la Creación, darle forma a su propio mundo.
El individuo no puede desprenderse de su nacionalidad, dado que está en su ser y él mismo la determina.
La creación es una síntesis, síntesis de inspiración, presente en la distancia y en el tiempo. El espíritu creador – donde las contradicciones personalidad y nacionalidad encuentran solución.
Una sola cuerda no representa un violín, los diferentes sonidos de «instrumentos» se amalgaman en una sinfonía, y ésta es armónica, cuando cada uno de los instrumentos cumple sus funciones correctamente.
La patria es el suelo para una vida nacional, una tierra-pródiga de la cultura nacional.
Sabemos, que una nación se redime sólo por sus propias fuerzas, que no hay país que se regale, ni se compre elaborada por otros, sino que se conquista palmo a palmo con esfuerzo denodado.
En el país no hay lugar para la incursión de conductas clasisistas, ni de la derecha, ni de la izquierda. El sionismo no se cristalizará sin el esfuerzo mancomunado de todos los sectores del pueblo.
El camino del resurgimiento es a través de la educación, porque la labor educativa nacional es la tarea del renacimiento nacional.