Después de las elecciones

Por: David Manor ( Nitzanim, 22/03/2015 )

Sección: Sionismo

El martes pasado Israel eligió un Nuevo Parlamento. 4,253.336 ciudadanos, el 72.3 % de los inscriptos en el Padrón Electoral , hicieron efectivo el derecho al voto.
De este número, casi 50000 votos fueron declarados nulos de acuerdo a la ley. Otros 136000 votos legales fueron dados a Partidos que no pasaron la barrera del mínimo de 3,25 % necesarios para ingresar al Parlamento por lo que se perdieron. Todo esto dio un total neto de votos tomados en cuenta de 4,072.659 que divididos entre 120 escaños dan un cociente de casi 34000 votos necesarios por diputado.
Ese es nuestro sistema, que de esa forma traerá al parlamento 40 caras nuevas, un tercio de su totalidad. De este vigésimo elenco de la Knesset debe emanar el próximo primer Ministro, sin dudas del partido Likud, cuyo líder indiscutible fue nuevamente Benjamin Netanihu, más conocido por su apodo Bibi.
Y pese a los altos tonos que emanaron de las filas de ambas corrientes ideológicas, muy anacronisticamente apodadas con el nombre de derecha e izquierda, pero de esa forma más fácil de definir, en mi modesta opinión no hay en Israel dos naciones diferentes y separadas por un abismo insalvable. Tenemos un pueblo muy especial, del cual una parte activo por debajo de la detección del radar de las encuestas y se manifestó a último momento volcando el resultado final de las elecciones. Este resultado es un logro personal neto de Bibi que supo aprovechar los ataques a su personalidad por su conducta personal publica muy dudosa, en la pregunta clave de: “en las manos de quien se puede poner sin temor la seguridad de nuestro Estado”.
Y lo logro en forma rotunda. Con esto se nos puso claro que a nuestra sociedad le encanta hablar de problemas sociales y económicos, educativos y solidarios, carestía de la vida y lo caro que están las viviendas, desocupación y sueldos bajos, pero cuando se va a elecciones el pueblo de Israel se preocupa por su seguridad. En Israel hasta hoy los ganadores de elecciones fueron casi siempre los denominados “Sr Seguridad” aunque eso signifique que el “Sr Paz” se vaya a casa. Y eso Netanihau supo detectar. Aunque no trajo hasta ahora ninguna seguridad concreta de facto, supo transmitir experiencia y madurez en materia de seguridad, sabiendo que aun ahora, la tercera generación después del holocausto, sigue temiendo por su seguridad y futuro. Bibi goza de reputación de hombre que no teme enfrentarse a los más fuertes como el presidente de los EEUU, al Partido Demócrata, toda Europa y las Naciones Unidas y la prensa local en su gran mayoría, convirtiendo a esta en el enemigo de la democracia ya que en lugar de informar se dedicó a dar opiniones públicas. Fue a las elecciones hablando de Irán, Jerusalén, los territorios, la quinta columna árabe, los peligros regionales y termino con un discurso victorioso en el que hablo únicamente de los problemas económicos y sociales que hay que solucionar. Pero pese a una campaña electoral llena de insultos y aparente odio entre campos opuestos, la perspectiva de poder tener vida común de colaboración entre todas las ideas de esta interesantísima nación es mayor de la que aparenta, y pese a las declaraciones públicas, traiga cierto tipo de colaboración entre coalición y oposición ya que en la sociedad israelí hay más cosas consensuadas en común que las que nos separan.
Hay prácticamente consenso de que dadas las realidades regionales, la posibilidad de acuerdos pacíficos con nuestros vecinos palestinos está más lejos que cerca.

Hay acuerdo tácito de que no habrá mas retiradas unilaterales. A todos le esta clarísimo que buenas relaciones con los EEUU son de primerísima importancia como asimismo la continuación de coordinación en materia de seguridad con Egipto y Jordania. Hay consenso de que hay que estar alerta ante el peligro del Hamas y del Jizbola y hay que seguir haciendo todo lo posible para evitar el potencial nuclear de Irán. También hay acuerdo que hay que desarrollar el Neguev y el Galil, absorber otro medio millón de judíos, corregir la política con respecto a la población árabe israelí y conservar el equilibrio entre las diferentes corrientes sociales y religiosas. Hay acuerdo en la necesidad imperiosa de abaratar productos esenciales, vivienda especialmente para parejas jóvenes y mejorar la educación.

Ese es el desafío enorme de Netaniahu en su próximo ejercicio. Puede convertir odio en colaboración, antagonismo en reconciliación. Y para que ello suceda debe aprovechar su enorme victoria para mostrar generosidad de vencedor. Y creo y espero, que con la experiencia que tiene, se puede permitir ese lujo y llevar a Israel a nuevos logros y encontrar una nueva senda para recuperar una posición adecuada entre las naciones del mundo.

El futuro dirá

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