Por: Yehuda Talmi. Kibutz Kfar Glikson
Cultura Juvenil Especial
Como preliminar, probemos entender el significado del movimiento juvenil y de definirlo sin sentido dogmático.
Su definición según las fuentes enciclopédicas y también según los sociólogos progresistas es que el movimiento juvenil expresa la existencia especial que caracteriza la vida juvenil y su rol consiste también en ocasionar cambios en los terrenos de la cultura, la sociedad y las costumbres.
Para poder aclarar como nosotros vimos y entendimos la esencia del movimiento juvenil ( y de momento no tomemos en cuenta exclusivamente a los movimientos juveniles judeo-sionistas ) la pregunta es si la definición convencional, aceptada por la mayoría, es cierta o no. ¿Acaso existe una vivencia especial, cultura juvenil específica, es que el movimiento juvenil se creó para provocar cambios en la sociedad, en la cultura y en el estilo de vida?
Otra pregunta no menos importante: ¿Elevó el movimento juvenil un mensaje político o estaba “limpio” de aspiraciones político-nacionales, sociales o de clases? ¿Acaso el esfuerzo en aras de modificar – si es posible – se dirija al individuo que lo integra o hacia la generalidad, lo colectivo como componente básico suyo? ¿Es que niega toda relación con la sociedad de adultos o existen puentes a la vista u ocultos entre él y la sociedad de los mayores?
Retrospectivamente, nuestra opinión fue entonces como ahora, no hay uniformidad total en lo que atañe al perfil de los distintos movimientos juveniles. Pero existen varios elementos básicos que se manifiestan en todo movimiento juvenil, en casi todos los tiempos y en todos los pueblos. Debo señalar que no hablamos de organizaciones juveniles creadas por y de parte de la sociedad adulta, para que sirva a sus determinados intereses, tales como Comonsol o en su tiempo la “Juventud Hitlerista”, u organismos juveniles de iglesias que promulgan la integración en la sociedad general.
Por ello destacaré varios puntos comunes a los movimientos juveniles : la organización independiente, la crítica del mundo adulto, grupos de determinada edad, el notable significado de la adolescencia, con todas sus implicaciones, erección de sistema de principios y reglas de comportamiento, sentimiento de misión, acentuado radicalismo, expresión espontánea y propia, simbolismo típico.
De aquí la conclusion que, la interpretación sobornada es la que agregó atributos que no le pertenecen a los movimientos juveniles, ella es la que engañó o tergiversó la verdadera figura, pues entre la inclinación a la crítica con respecto al mundo adulto que es parte integral de la etapa juvenil de la pubertad, atributo psicológico sobresaliente o tipo de conducta especial que expresa el desarrollo de la madurez espiritual y física de los grupos de edad que componen el movimiento juvenil, entre la determinación de esta interpretación tendenciosa y entre estas inclinaciones no hay ni existe común denominador.
En esta labor de seguir las huellas del desarrollo del “Hanoar Hatzioni” entre las dos guerras mundiales, tiene gran importancia distinguir y comprender el significado del movimiento juvenil y sus distintos componentes y la comprensión básica ya que el movimiento “Hanoar Hatzioni”de dichos años, apareció delante del público judío, ante todo, como movimiento juvenil por excelencia, con todos los síntomas exteriores y con los principios internos del movimiento juvenil definido como clásico.
Como se crearon las bases y principios, la sobreestructura de su idea, cuales son las fuentes de influencia espiritual, ideológica y ética de movimiento – sin por ello olvidar los factores del ambiente histórico que poseen funciones claras en la formación del camino del ideario del movimiento – qué conceptos sionistas y de espíritu universal influyeron en forma significativa en el aspecto ideológico y en la senda educativa de la tnuá, este es el tema al que me referiré en esta disertación, en forma resumida.
¿Es que está permitido hablar sobre épocas poseedoras de contenido especial o capítulos de tiempo con una determinada característica en el desarrollo del movimiento, cuando la dimensión del tiempo que debemos tratar ahora es tan reducida y casi ridícula? Pues en este caso se trata desde la creación del movimiento y hasta la Segunda Guerra Mundial!
En mi opinión y desde un punto de vista retrospectivo, podemos determinar que el movimiento atravesó en su desarrollo por 3 etapas decisivas, cuando cada una de ellas es poseedora de su propia justificación, sus principios educacionales y las ideas e ideologías que les influyeron.
Cada una de estas etapas del desarrollo, fue una preparación anterior a su aplicación ideológica, que abanderó la tnuá hasta la etapa de la confrontación entre el camino del movimiento y su ideario, y entre la “realidad” existente de nuestra vida en Israel y la decisión personal, o en otros términos, la época de la realización que trajo el inevitable choque de sueños e ideales, choque con la dura realidad – a veces también enojosa – que en el futuro traería la escisión entre la idea y la realidad.
El iniciador de la rama del positivismo en las ciencias sociales, Augusto Comte, analiza los fenómenos sociales y sus manifestaciones desde dos aspectos:
a) Un aspecto estático, es decir la sociedad como dato constante e inmovible, cuando la función del investigador es descubrir las leyes coexistenciales; b) Otro aspecto, dinámico, es decir la sociedad y sus fenómenos en su permanente desarrollo y contínuo crecimiento.
Por ello, es natural que debemos analizar la aparición social llamada movimiento juvenil como una realidad social dinámica, en pleno desarrollo, que marcha de etapa en etapa y cual organismo que, desde su creación, se encuentra en “perpetum movile” y cargado de detonantes esfuerzos, contínua presión interna por ser generador de impulsos, aspiraciones y sueños, que caracterizan al grupo juvenil que se halla en el marco del movimiento juvenil.
Romántica – Cristalización – Realización
Distingo tres épocas primordiales, que son a la vez época de crecimiento y fundamentación en el desarrollo del movimiento, cuando cada una de las mismas se distingue por ideas especiales que enriquecieron la vida del movimiento y le otorgaron líneas claras, características y determinadas.
1) La primer época, la época romántica del scoutismo.
2) Epoca de inquietud y búsqueda de cristalización ideológica, en envergadura como en profundidad.
3) Epoca de realización y confrontación, como resultado inevitable de la necesidad de poner a prueba la verdad de nuestro camino ideológico.
El contenido ideológico el cual cristalizó a través de los años, faltó en los comienzos de la etapa romántica de organización.
Existía el marco, la fuerza juvenil, la inclinación revolucionaria y las ansias en busca de algo mayor, más bello, de otra calidad. Hubieron tendencias no moldeadas ni tampoco formuladas que fueron profundizando con el desarrollo de la “madurez” ideológica de la tnuá. Ni por un momento olvido el fondo, época y medio ambiente, pues fueron factores primordiales en el nacimiento y desenvolvimiento del movimiento juvenil, pero su cristalización, ( tal como sucediera en el Centro y Occidente de Europa también entre los gentiles a comienzos del siglo XX ), fue lograda gracias a los impulsos románticos especiales de la adolescencia, al anhelo de creación original, a la falta de deseo de consentir con el mundo que le rodea, y a veces rebelión contra la estructura social, nacional, profesional y religiosa del pueblo judío. A cada uno, parte, no sólo en la creación del nuevo marco, sino además en la formación de su contenido.
En dicha época dos tendencias centrales influyeron en la tnuá y marcaron su sello en forma sumamente notoria: la tendencia scóutica, fundada por Sir Baden Powel, general del ejército colonial británico. El scoutismo como sistema educativo y también como meta pretende desarrollar el carácter del educando, formación de auto-disciplina, responsabilidad e independencia, ciudadanía ejemplar, ayuda al prójimo, excursiones, conocimiento de la naturaleza y vida de campamento.
El libro de Baden Powel “Scoutismo para jóvenes” tuvo una inmensa influencia y sirvió también a nuestro movimiento durante muchos años, hasta nuestros días, pues es el principio: “Otorgar ayuda al ser humano, amar a seres vivos y plantas y protegerlos, auto-educarse y ser un veradero hombre, útil a la sociedad y prepararse para la lucha por la vida”. Dichos principios sirvieron a la preparación de la juventud inglesa a las necesidades y fines del Imperio Británico, no en menor grado que el espíritu de los escritos del poeta imperial Rudyard Kipling. Muchos de estos principios fueron aceptados por nuestro movimiento – y no sólo por el nuestro – desde luego que sin Imperio.
A pesar de destacar la independencia de la juventud y su liberación de la contínua presión de los adultos, el scoutismo como tal, no pretendió desconectar la cadena de generaciones y no se abanderó en la lucha entre y de generaciones, pues el scout sostiene fidelidad a los padres, a sus instructores y dirigentes. La lealtad a la nación y a la sociedad, vaciaron toda posibilidades seria de lucha de generaciones, lucha entre padres e hijos.
La segunda tendencia que tuvo sentida influencia en nuestra tnuá y en los demás movimientos en general, fue la propensión a crear un ambiente juvenil típico, lograr el derecho de la juventud a expresar sus sentimientos, el anhelo a la naturalidad frente a la cultura de las ciudades y en general la urbanización. Renovar el eros en las relaciones humanas, libertad de reunión, demostración de sencillez, vivencia artística creativa, idealización de la vida en la naturaleza y del folklore popular: la canción, el baile, la vestimenta, etc.
Esta tendencia o influencia llegó de dos fuentes: de Gustave Wyneken, el ideólogo del movimiento juvenil alemán, creador de la noción de “Cultura Juvenil” (Yugendcultur), que absorbió muchas ideas del filósofo Nietzsche, que exigía reconocer tal cual lo sostuviera J.J.Rousseau, no sólo los derechos de los niños como mundo aparte, sino que además, el derecho de la juventud de modular su vida y exigía comprensión a sus cualidades específicas.Wyneken y su movimiento hablaron de una cultura juvenil especial, poseedora de leyes morales y sociales diferentes a las de la cultura de los progenitores, hablan de la “comunidad” como organismo educativo y posteriormente buscan la síntesis entre el marxismo y el idealismo alemán.
Durante cierto tiempo, el “Hashomer Hatzair” adoptó las ideas centrales de esta doctrina, en la cual se da preferencia a la vida comunitaria en contradicción con la concepción sostenida después por el nazismo – pero el Hashomer Hatzair se desligó inmediatamente de ella, sin eliminar los muchos principios que fueron base a los movimientos juveniles sionistas clásicos.
Indirectamente el Wandervogel y la doctrina de Wyneken contribuyeron en forma notable en el terreno educativo, en la comprensión de los sentimientos juveniles, a la importancia otorgada a los grupos de la misma edad como factor educativo, la influencia del joven instructor de cercana edad a la de sus educandos y el componente ideológico central – la convivencia (vida en conjunto).
Pero con toda la influencia de estas dos tendencias que señalé, el scoutismo por un lado y la concepción de Wyneken por otro, el movimiento juvenil sionista actúa dentro de un climax social e histórico distintos al Wandervogel o al movimiento scóutico general en el mundo.
Por ello, a pesar de los signos de rebelión y los sentimientos anexos que acompañaron nuestra tnuá, los marcos no estuvieron cerrados y el enfrentamiento con la generación adulta fue distinto en su esencia. No podíamos declarar una guerra generacional pues para la generación de padres no existía alternativa, no en el sentido social ni tampoco en otros aspectos. El destino de los padres fue también el destino de los hijos, aunque dos anhelos caracterizaron a nuestro movimiento en su génesis: renacimiento nacional y cambio de principios básicos en la vida personal, aunque aún no existía la obligación de realización jalutziana.
Fue ésta una visión única, encontrar el camino de la síntesis entre las aspiraciones particulares de la juventud y las finalidades y metas nacionales del pueblo judío, y con el anhelo central de crear un tipo de vida nueva en Eretz Israel.
El “Hanoar Hatzioni” pertenecía a aquellos movimientos juveniles sionistas – en esta etapa y período que nosotros tratamos – en que el contenido interno común la acercaba a una unión transterritorial, aún antes que se levantaran los moldes de organización mundial.
Entre comillas debo recalcar, aunque aún no ha sido investigado a fondo, que junto a los demás movimientos juveniles jalutzianos, estuvimos entre los que sembraron la semilla que presagiaba la tragedia del cercano Holocausto, a pesar de que la situación objetiva era tolerante y a veces permitía vivir con tranquilidad y sin temores, y a la vez también fuimos de los que sembraron semillas de esperanza, del levantamiento y la creación de la patria histórica.
Nuestra concepción en contra de la lucha entre padres e hijos, contra la lucha de generaciones, demostróse en toda su profundidad, pues destino común cayó sobre todas las generaciones judías en los sangrientos años bajo el dominio nazi.
Y así, ya en la primera etapa del proceso de organización, búsquedas e inquietudes, se colocaron los cimientos y piedras fundamentales, de las bases ideológicas y educativas del “Hanoar Hatzioni” a través de un código de principios – aunque aún no totalmente cristalizado.
En esta primer época de su existencia, negó el movimiento – a sabiendas – toda relación ideológica y política definida, seguro de su propia fuerza y posibilidad de acción sin ligazones innecesarias. Pero un proceso interno, lento y a la vez contínuo, y las condiciones externas cambiantes que penetraron a través de los muros que con nuestras propias manos levantamos a nuestro alrededor, abrieron una nueva etapa en la vida del movimiento, época que se destacó por su clarificación y sopesado racionalismo. En lugar de la idealización romántica, que era imprescindible en el comienzo del camino, la fortificación de los principios instructivos realistas del movimiento educativo.
Fue ésta la “época esplendorosa” del movimiento, de cristalización de concepciones de mundo y de vida, que ennoblecieron y enriquecieron el camino y dirigieron a sus educandos, otorgando fortaleza ideológica y útiles que le permitieron enfrentarse ideológicamente con otras corrientes de pensamiento.
Nuestra específica cristalización de concepción de mundo
La idea educativa del movimiento se levantó sobre la base de la visión y comprensión de la significación del mundo y del ser humano.
Intencionalmente hablo de idea y no ideología, pues el término ideología según Napoleón Bonaparte se refería a las ideas abstractas hasta su difusión por parte de Carl Marx en su obra “La ideología Alemana” en la cual determina que la ideología es el “reflejo” de las relaciones económicas existentes; por lo cual nuestra relación al concepto de ideología tiene otro gusto a nuestro paladar y tiene otro propósito.
Recuerdo cierta conferencia dictada por un profesor de Sociología en la Universidad de Clutz, capital de Transilvania, el cual explicaba en forma simple que es concepción del mundo; imaginemos, decía, un ser que no pertenece a nuestro mundo, que viene de otro planeta del Universo y repentinamente cae en ésta “nuestra Tierra” desconocida para él, y comienza a observar su alrededor y explicarse a sí mismo todo lo que ha visto en sus inmediaciones. El sistema de sus explicaciones e interpretaciones es una concepción del mundo básica.
La educación en general y en especial la educación de nuestro movimiento en la segunda fase de su desarrollo, se basó sobre dos pilares: Concepción de Mundo y Doctrina de Vida, pues la finalidad educativa fue la formación de los fundamentos naturales, el individuo y su personalidad.
El ser humano como parte integral de la naturaleza que lo rodea está bajo el gobierno de sentimientos, de impulsos; pero gracias a su espíritu y entendimiento, trata de pasar de individuo particular a personalidad definida diferente. El individuo lleva en sí tendencias genéticas y otras influencias, pero en su contacto con la sociedad que le rodea y la interacción recíproca, se crean las cualidades espirituales que crean su carácter, comportamiento y finalmente su personalidad.
Así es como el hombre, fundamentalmente un ser de la natura, es también un ser moral, capaz de enfrentar a la naturaleza, llegar a logros que están por encima del automático alcance material o por encima de la satisfacción de los instintos.
La personalidad – como meta educativa – percibe lo hermoso y estético, lucha por la verdad, activa humanamente, no aspira a extralimitarse de lo colectivo, sino que según lo sostenido por el escritor americano John Dos Passos, poseedor de estilo y técnicas originales, “la personalidad se esfuerza por elevarse junto a lo colectivo”.
Consolidar Conclusiones y Realizar La Idea.
Como se llega a que esta concepción de mundo u otra se convierta en una causa de motivación primordial en el ser humano, es decir que no se produzca un inseparable abismo entre pensamiento y propósito por un lado y por el otro la acción?
Es decir, cómo podemos otorgarle vida a los pensamientos, a las ideas encerradas en las concepciones de mundo, cómo fortificar la conciencia del raciocinio para que nos obligue a los hechos, a la reacción, y a la aplicación.
Concretamente: No pudimos conformarnos abstractamente con la importancia histórica del jalutzismo para el pueblo judío y la reconstrucción del país, sino que buscamos las bases sentimentales, emocionales – tempestuosas y profundas -que nos impulsen y nos exijan extraer las conclusiones del caso, es decir la autorrealización.
En aquellos días nos resultaban favoritos los dichos del investigador de psicología de masas Gustave Le Bon, quien sostenía entre otras frases también adecuadas para nuestros días: “No teóricamente tenemos que aprender lo qué hacer, sino que hay que hacerlo”.
Esta meta fue lograda solamente por el camino de la creación de un mundo sentimental, conversión del elemento consciente en subconsciente, otorgar al conocimiento racional el respaldo emotivo, es decir el marco de una Concepción de Vida. Pues la concepción de vida es la que otorga dimensión y profundidad a los sentimientos y los transformaron en fuente inagotable de voluntad, de creación y acciones, tal cual los definió el pensador inglés Carlyle: “Sólo el profundo sentimiento interno posibilita obtener contenido y fidelidad a cualquier religión”. El jalutzismo, la autorrealización en el sentido de A. D. Gordon fue para nosotros Religión y Fé.
Una idea de por sí, no es más que un valor intelectual, pero cuando está apoyada y asentada sobre cimientos sentimentales, sobre el mundo emocional, se convierte en fe.
Nuestra educación en esa esplendorosa época, tendió y se ocupó en crear una concepción de vida de acuerdo a estas premisas.
Negación del Extremismo, en Favor del Equilibrio
Esta senda adoptó el movimiento, luego de una revisión crítica de las tesis extremistas sobre la esencia y naturaleza del mundo y del ser humano. Concepción de mundo equilibrada, que por un lado no niega la existencia del dualismo, y por otro lado no otorga prioridad a la importancia de lo material y sus funciones sobre la importancia y funciones del espíritu, de la idea y viceversa, no prefiere el peso de la idea al peso de lo material. En otras palabras, no reconoce la división terminante aceptada en la dialéctica marxista, es decir en la existencia de la “base económica”, el Unterbau y su consecuencia, la “superestructura político-ideológica”, el Unterbau. Por lo tanto, no existe motivo único de los fenómenos sociales históricos y espirituales que puedan explicarlos, sino que una serie de causas materiales, espirituales o anímicas cuya interpretación no es dada por una fórmula única.
Esta concepción sintética recibió sus fundamentos filosóficos y sociológicos ante todo gracias a Baruj Félix Weltsch, gran amigo y camarada de Franz Kafka, filósofo y publicista, autor de “Caridad y Libertad” y “Sionismo como Concepción del Mundo”.
En su obra “La audacia del eclecticismo” postula Weltsch una base más a la concepción político-liberal del camino del “medio” entre discrepancias; concepción adoptada por el Sionismo General Progresista y recibió en su tiempo otra aclaración y extenso comentario también por el Prof. Hugo Bergman.
La Audacia del Eclecticismo
La obra de Weltsch, en la que fundamentó su concepción de “La Audacia del Eclecticismo”, “Wagnis der Mitte”, es una búsqueda de soluciones anti-convencionales, negación del extremismo, producto de los instintos, pues en opinión de Weltsch el extremismo es un camino fácil comparándolo con el “medio”, no tan aceptado por el público.
Pero Weltsch no habla de un “centro” débil, de compromiso o de una solución pánica – sino de un “centro sano, valiente y creativo”.
Ya Aristóteles habló en favor del “centro” en su “Teoría de las Medidas” que se fundamentaba en el concepto del “medio”.
La filosofía de Weltsch viene a conciliar y sortear los dos antagonismos (yo – Universo; individuo – sociedad, etc.), el núcleo de sus valores por los cuales se crea el conflicto dialéctico del cual derivará “la acción del medio creativo”. Weltsch señala un camino a través de la negación a dos supuestas alternativas: “el paso entre los extremos” u opciones. Desde los extremos, Weltsch tiende a la creación de una sintésis abierta y renovadora, que sirva de puente entre los “polos” y conciliación entre las disparidades.
La “Concepción centrista” o “La verdad del Término Medio” constituye un verdadero crisol, una síntesis superior capaz de servir como fuerza ideológica ya que “Centro” no significa conformismo, debilidad u oportunismo sin exigencias, sino la revelación del contraste, del núcleo o esencia de la verdad y por ello tiende a soluciones que están más allá del aspecto político del “Camino del centro” (“Aurrea Mediocritas”).
Contribuyeron también Kurt Blumenfeld, Prof. Iejezkel Kaufman, A.D.Gordon y nuestro maestro y guía Moshé Glikson (conciliar extremos y adoptar una solución intermedia – eclecticismo), y por encima del aspecto político, concepción de mundo inspirada en el “sendero de oro”, de moderación, de negación de la polarización, de conciliación fructífera y constructiva. Esta escuela educativa sirvió al “Hanoar Hatzioni” tanto como el “humanismo hebreo” de Martin Buber y su socialismo utópico, influyeron en la concepción del movimiento en cuanto a las relaciones entre el ser humano y el futuro de la sociedad israelí, incluyendo el cooperativismo kibutziano.
De entre nuestros oponentes escuché una vez de un marxista una argumentación original en contra de esta concepción sintética de mundo en estos términos: En cierta ocasión Napoleón III llamó a 4 artistas y les ordenó a cada uno por separado decorar y pintar una pared de la amplia sala de su palacio. Tres de los artistas eligieron cada uno una pared por sí mismo, decoraron y pintaron, pero el cuarto en lugar de comenzar su labor, esperó a que sus tres camaradas finalizaran sus trabajos, y recién entonces colocó un gran espejo sobre la cuarta pared, que le estaba reservada, y en su espejo se reflejaron todos los colores, líneas y decoraciones principales, más sobresalientes de las otras tres paredes.
A ese espejo se parece la Concepción Sintética de Mundo del “Hanoar Hatzioni”, sostenía el disertante, recoge de todas las corrientes lo sobresaliente de sus fundamentos y produce una aparente concepción nueva, y dio al movimiento según la conocida corriente filosófica, el nombre de movimiento eclecticista, recolector. Su intención fue la de empequeñecer y no entendió y no supo que sus palabras justamente nos elevaban.
Esta concepción de mundo permitió, en aquel entonces, al movimiento, ser apolítico y estar por encima de la lucha de clases. Así llegamos a la segunda mitad de aquella época esplendorosa – período de cristalización de Concepciones de Mundo y Normas de Vida – en que se hizo patente la necesidad del movimiento de determinar sus propias posiciones políticas, que estuvieron acordes y fueran fieles a sus concepciones básicas.
Toda Concepción de Mundo se refiere en mayor o menor medida al entendimiento de la historia y su explicación, su contenido y significado. Por lo tanto debimos encontrar la escuela o corriente de pensamiento que concordara con la Concepción De Mundo Sintética por nosotros sostenida.
Nos identificamos con la concepción que observa en la historia tres luchas principales que se liberaron a fin de lograr la emancipación religiosa, nacional y de clases (ver obras del Dr. I. Marton).
Consideramos que la liberación del pueblo judío, su libertad nacional e independencia de otros pueblos, deben ser meta permanente de su lucha histórica.
Vimos en la lucha de clases en el pueblo judío antes de la Mediná, en la Golá y en el Ishuv, algo inútil, no actual, imitación y copia de ideas, dado que mientras el problema nacional aún no encontrara solución, todo acorte en el camino -es decir adelantar la lucha de clases a la liberación nacional – producirá peligrosas ilusiones y conducirá el esfuerzo colectivo por cauces secundarios.
La situación social del Pueblo Judío no provocó el problema judío y causó su opresión, humillación y persecusión, sino que ante todo ello fue producto de su situación nacional excepcional y su situación social especial.
Instruye el ejemplo clásico que trae I. Kaufman en su obra “Golá y extranjería” que se relaciona a la ascención de la extrema derecha y al ocaso de la Alemania whamarista socialista, en parte provocado por preferir soluciones clasistas a la solución del problema nacional general de una derrotada Alemania después de la Primera Guerra Mundial.
La liberación del pueblo judío debía realizarse en el plano nacional, Moisés Hess, conocido como fiel vocero de los ideales cosmopolitas, escribió en “Roma y Jerusalém” que en la confrontación por la igualdad de derechos de los judíos en la golá y entre la anulación de nuestra identidad nacional, estaría más dispuesto a renunciar a la igualdad de derechos.
Junto al primado nacional de nuestra comprensión fundamental, vimos que hay que solucionar el problema social del pueblo, pero no por el camino de la imitación y la copia mecánica.
La conformación interna y externa del pueblo es la que debe dictar el tipo de soluciones económicas y sociales en el futuro cercano.
Era claro pues, que se debe hacer el máximo para que el futuro Estado Judío no sufriera de injusticia social y explotación del trabajador a manos del prójimo, y no cayera en el pecado social que conmueve a Europa ni su rectificación según el espíritu del socialismo materialista y la guerra del hombre contra el hombre (M.Glikson).
No aceptamos la posición marxista en esta cuestión pero vimos en elevar el nivel social y evitar la diferenciación social-clasista cual dique a las deformaciones que son antagónicas al espíritu judío y a la concepción humanista de nuestro movimiento.
En líneas generales y en resumen breve, estos han sido los principios ideológicos y las ideas que caracterizan el camino del Hanoar Htzioni en su desarrollo escalonado hasta llegar al eslabón de la realización inclusive.
Permítaseme finalizar mis palabras y caracterizar la verdadera esencia, el verdadero contenido del Movimiento “Hanoar Hatzioni” precisamente a través de uno de los bellos cuentos de la literatura mundial que expresa la meta y caracteriza sus más hermosos años, según lo expresó y escribió el gran poeta y pensador de la renaciente India, el escritor R.Tagore. He aquí su cuento:
“El sirviente comunicó al Rey que el hombre santo Nerotem no respeta el espléndido Templo del Señor que el Rey construyó y ni siquiera lo visita o frecuenta, Nerotem se acomoda a los costados del camino, debajo de los árboles y desde allí eleva plegarias a Dios en los cielos, mientras en el magnífico y caro Templo no hay un ser viviente: todo el público rodea a Nerotem y escucha con atención a sus palabras.
“El Rey en su gran enojo se dirigió al hombre santo y le dijo: Que hay de tí, hombre santo, que en lugar de rezar en el magnífico y caro Templo revestido de oro y plata, tú te sientas aquí, afuera, en el polvo de los caminos y sermoneas al amor de Dios?
Contestole Nerotem: Verdad es, Dios no habita en el Templo que has construído. Se entenumbró el semblante del Rey y dijo: es que no sabes que 20 millones de ducados ascendió la hermosa creación que no tiene parangón en todo el mundo y que la santificamos con gran lujo?
“Esto es de mi conocimiento, contestó Nerotem. En el mismo año que levantaste el caro y espléndido Templo, miles de viviendas y casuchas de hijos de tu pueblo fueron aniquiladas en tremendo incendio, y en vano solicitaron de ti, el Rey, apoyo y ayuda, ocupado estuviste en levantar esta construcción. Y entonces me dijo el Señor: ese desgraciado ser, que no supo otorgar y dar techo a sus necesitados hermanos, él es quien quiere levantar mi casa,mi morada?
Y desde entonces, debajo de los árboles, a los costados del camino, sirve el hombre la voluntad del Señor, y el magnífico Templo quedó en su triste soledad y vació”.
La importancia y grandeza del “Hanoar Hatzioni” fue y es hoy día, que nunca sirvió metas “extrañas”, pero sirvió y sirve a su pueblo con fidelidad sin límite y en devoto éxtasis luchó y lucha junto a los movimientos jalutzianos por la conquista de la juventud judía al sionismo, jalutzismo y realización.