Del BILBUL al LIBLUB

white and pink cherry blossom

Romi Morales

Del desorden al florecimiento en lo personal

Llega nuevamente Tu Bishvat, fiesta de los árboles, oportunidad para volver a observar detenidamente la sabiduría de la naturaleza y todos los mensajes hermosos que tiene para regalarnos.

El Ser humano, así como el árbol, empieza siendo pequeñito pequeñito y de a poquito desarrolla su fuerza y grandeza. Hay arboles que, al igual que ciertas personas, logran echar raíces fuertes y firmes que les permiten enfrentarse a los grandes vientos o a las avasallantes lluvias del invierno. Hay árboles, como ciertos individuos que pareciera que disfrutasen de dar sus frutos a todo aquel que quiera recibirlos y así, es como crecen, se desarrollan y trascienden. Y así como los arboles en invierno a falta de luz y calor se apagan, también las personas actuamos igual.

Es interesante, porque Tu Bishvat cae en pleno invierno israelí, cuando los días son cortos y las noches son largas, cuando el frío es intenso y los vientos soplan sin parar. La lluvia también hace su trabajo llevando de un lugar a otro todo aquello que encuentra en su camino. Y a veces hay una pausa, un poquito de sol y otra vez invierno. Una época de bastante desorden, o como decimos en hebreo bilbul (בלבול). Extraña fecha para festejar, ¿no? Sin embargo, hace unos días atrás escuché algo hermoso que me gustaría compartir con ustedes: con las mismas letras de la palabra BILBUL se forma en hebreo otra palabra: LIBLUB (לבלוב) que significa “florecer”. Maravilloso mensaje de la naturaleza para nosotros los humanos: Sepan que el desorden, el caos y la oscuridad, muchas veces son la antesala de la luz, del crecimiento y del florecer. No tengamos miedo al invierno, porque eso es lo que necesitamos si luego queremos ver el encanto de la primavera.

Del desorden al florecimiento en educación

Creo que estamos en una época muy interesante. Tenemos acceso a cantidades increíbles de información, como nunca nadie en la historio tuvo. La línea entre “news” y “fake news” es cada vez más difícil de marcar. Los ritmos se aceleran y casi que no hay tiempo para detenernos a pensar si lo que sucede a nuestro alrededor es claridad o es oscuridad. La pandemia nos aisló en lo humano, nos unió en lo tecnológico y de pronto los códigos que alguna vez aprendimos hoy necesitan ser revistos a la luz de la nueva realidad. Si… Caos. Desorden. Invierno. Y en ese contexto, veo a madrijim y madrijot que, con mucho calor y afecto se convierten en el faro luminoso que disipa tanta incertidumbre. Veo al ken, esa isla de tiempo y espacio (no importa si físico o virtual) en el que los niños y jóvenes aun pueden aprender a detenerse a pensar, a ordenar las ideas; ese lugar donde aún es posible aprender valores que les permitan distinguir con claridad qué sí es ético y qué no lo es. Veo a nuestra familia de Tnuot haciendo la magia de convertir el desorden emocional y también intelectual en posibilidades de crecimiento personal y en una identidad judía y sionista fuerte y orgullosa. Y lo logran.

El secreto del éxito también esta escondido en la palabra מלבלב (“floreciente” en hebreo). Al final de cuentas parte grande del éxito educativo está en saber poner nuestro corazón (לב) al lado del corazón (לב) de nuestro janij o janija. Porque justamente corazón a corazón podemos conocerlos mejor, saber sus gustos, sus necesidades, sus ritmos, sus tiempos. Cuando nos permitimos pegar nuestros corazones, podemos conocer mejor sus miedos, sus debilidades, pero también sus fortalezas y virtudes y diseñar juntos las oportunidades para vencer aquellos desafíos que les preocupan.

Cuando ponemos nuestro corazón en educación, es posible entonces desarrollar otras habilidades necesarias para ayudar a florecer a quienes nos rodean: paciencia, trabajo en equipo, pensamiento crítico, motivación para participar activamente de espacios de capacitación constante. Cuando nos animamos a poner el corazón, nos animamos a asumir una postura humilde que permite el aprendizaje en base a nuestros aciertos, equivocaciones, errores y también de los demás. Cuando el corazón está en juego, no hay invierno que enfríe nuestras ganas, ni tormenta que se lleve nuestras energías, ni viento que disperse nuestros sueños de seguir liderando siempre hacia un futuro mejor.

Y lo más lindo de todo esto es que, justamente es ese proceso de aprendizaje constante, intensivo, teórico, practico, holístico y complejo que atraviesan madrijim y madrijot para ayudar a que los más pequeños florezcan, es que ellos mismos florecen también.

¡Así que Jag Sameaj la Ilanot, Jag sameaj a nuestros madrijim y madrijot! Y por supuesto, Jag sameaj a todas aquellas personas que siguen sembrando la semilla de la educación judía, sionista, humanista y liberal en pos de la continuidad de nuestro milenario y maravilloso pueblo.

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