Uri Kostzer, Mazkirut Olamit Hanoar Hatzioni

Ay Ierushalaim, Capital eterna del pueblo judío. Ir David, Ierushalaim shel Zaav… Siempre sentí a Ierushalaim como el «Símbolo de pueblo judío»: muchas oraciones apuntan a su lugar, por ella rompí una copa en mi casamiento y jure no olvidarla, en ella aspiramos a encontrarnos el próximo año, su historia y relatos dentro del Tanaj… 

Pero siempre que se acerca esta fecha me produce unas sensaciones encontradas. Ierushalaim es el símbolo de Am Israel, no hay duda. ¿Pero qué festejamos exactamente en Iom Ierushalaim? La reunificación y soberanía de Jerusalém luego de la Guerra de los 6 días dirán, ¿Pero que más significó esta “reunificación”? No solo Jerusalém pasó a manos de Israel, sino también Gaza, Judea y Samaria. Que hoy, luego de 51 años significa la anexión de 2.5 Millones de Palestinos con los cuales no podemos hacer la paz, pero tampoco podemos convivir. ¿Y cuando hablamos de “Reunificación”, ¿qué significa? Siempre que visito el Kotel, me paro en las escalinatas, bajando desde la «Rova Haieudi» y veo el hermoso paisaje. También observo que hay detrás del Kotel y se asoma el Jerusalém Oriental. Sin duda es la capital eterna de nuestro pueblo, pero me pregunto: ¿Indivisible? 

Jerusalén es el símbolo de tres grandes religiones. Miles de turistas de todas nacionalidades y religiones pasean por sus calles. Pero me duele que hoy el día el Kotel, el lugar más «sagrado» de nuestra historia sea también un símbolo del Monopolio Jaredi y la Kfia Dati. Son ellos que no permiten rezar o celebrar en el Kotel, salvo y únicamente de la manera ortodoxa. Y el mejor ejemplo es el caso de las Nashot HaKotel y su lucha, la cual es también mi lucha. Y en esta convivencia aún tenemos mucho trabajo para realizar. Con lo difícil y peligroso que resulta cada año realizar «la marcha del orgullo gay» en esta ciudad por la intolerancia de algunos sectores o lo que ocurre con Betar Ierushalaim, equipo futbolístico de la ciudad, conocido por sus cantos racistas, su intolerancia y el uso de la violencia. 

Iom Ierushalaim es un día de sensaciones encontradas. Entre lo que representa Jerusalén para nuestro pueblo y lo que es hoy en el 2018. Entre el éxtasis de la victoria después de la guerra y la pesada herencia que nos dejó. No podemos quedarnos únicamente con el símbolo que fue a Jerusalém. Debemos ahondar también en lo que es y lo que aspiramos que sea. 

Como Javerim del Hanoar Hatzioni debemos discutir y enfrentar estos desafíos a los que se enfrenta Jerusalém en particular y Medinat Israel en general. Mientras tanto a mí, hoy, me duele festejar.

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