Artículo del Sheliaj

Por: Paul Rozenberg, Sheliaj en HHbEcuador

Sección: Tnua

El concepto de Educación no-formal puede confundir a muchos. Algunos dirán que no es educación según como se define en un diccionario. Otros dirán que la educación tiene que ser dada en un aula de clases, por un profesor experto en la materia.

No quiero iniciar un debate acerca de cuales son los términos correctos y cuales no. Lo que si quiero es describirles como el concepto de educación no-formal es aplicado en el Hanoar.
En Hanoar creemos en la educación no-formal dada por un madrij. El madrij no es un profesional con un título universitario en educación. El madrij es un joven que educa y a la vez se educa. El madrij se compromete a ser consecuente con lo que educa. Esto quiere decir que si por ejemplo el madrij da una charla acerca de la tolerancia, entonces el madrij tiene que interiorizar que él es el ejemplo y que si es consecuente con sus actos debe ser una persona tolerante o por lo menos intentar ser tolerante. Este tipo de comportamiento es clave en la educación no-formal. El madrij busca ser el modelo, el ejemplo personal.

Seguro que muchas veces el madrij está en un dilema, teniendo que dar una charla sobre un tema con el cual no se identifica. Este dilema es fundamental pues el afrontarlo y buscar solucionarlo es parte del concepto educativo del Hanoar. El educar en Hanoar es cuestionar y no aceptar nada porque así es.

De la mano de estos conceptos va el segundo pilar fuerte de la educación no-formal en Hanoar. No creemos en la educación como un conjunto de charlas que se dan sábado a sábado. Creemos en una continuidad educativa que se basa en las necesidades de la persona y de la kvutza. Creemos en la planificación como herramienta para lograr continuidad educativa.

Estos dos pilares comentados anteriormente son la base en la que se sustenta el Hanoar Hatzioni. Si hacemos un viaje imaginario por los Keinim del Hanoar Hatzioni en todo el mundo veremos que estos dos pilares y su buena aplicación, son las claves de éxito en cada País donde el Hanoar funciona. Puede que en un ken en Europa la peula del sábado toque una temática totalmente distinta a la peula de un ken en Latinoamérica. Lo mismo puede pasar entre países de un mismo continente y con un mismo idioma. Y sin embargo en todos lados encontramos «educo, me educo» y «planificación».


Estos dos pilares se han convertido entonces no sólo en la base del éxito de un modelo educativo local sino, internacional. Por eso resulta tan congruente el valor agregado que tiene el Hanoar Hatzioni: «la posibilidad de educarme en mi ken, y la posibilidad de educarme fuera de mi ken, en otro lado del mundo y con gente muy parecida a mi».

JAZAK VEEMATZ

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